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Historia de la celiaquía
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¿Cuándo se empieza a hablar de celiaquía? ¿Y de gluten?
Todo empezó hace muchos, muchos años. La revolución de la agricultura en el Neolítico trajo consigo el consumo de nuevos alimentos. Se empezaron a cultivar productos con los que el hombre no había tenido contacto antes. Entre ellos, el trigo.
Su cultivo y su introducción en la alimentación humana se sitúan alrededor del año 10.000 a.C. Posteriormente se empezaron a cultivar otras variedades. Con granos grandes y espigas más fuertes, lo que favoreció la aparición del gluten.
La herencia de nuestros antepasados
Pero no todos los humanos se beneficiaron o se adaptaron a estos cambios, y aquí aparecieron los primeros signos relacionados con la reacción a la ingesta de determinados alimentos. En cualquier caso, queda la duda de si estas molestias pasaban desapercibidas u ocultas entre problemas mucho más graves como, por ejemplo, las parasitosis intestinales. O si por el contrario fue una adquisición de la evolución humana en algún momento.
En este sentido, hay estudios publicados en el American Journal of Human Genetics que vinculan los hombres del pasado con enfermedades actuales. Constatan que genes vinculados con la inmunidad innata de los humanos modernos son heredados de antepasados neandertales. Además, apuntan a que alergias o enfermedades como la celiaquía pueden derivar de genes que en el pasado suponían una ventaja para la supervivencia. En una época, recordemos, en que la dieta estaba basada en los cereales.
La primera descripción de la celiaquía se atribuye a Aretaeus de Capadocia en el siglo II a.C. Habló de una enfermedad que se manifiesta por “problemas digestivos acompañados de adelgazamiento y debilidad”. Advirtió también que el pan no era un alimento adecuado para los niños.
En esta época se acuñó el término celiaco. Proviene de la palabra latina coeliacus, que significa vientre. A su vez, procede del término griego koiliakos, enfermedad con la que se denominaban a “aquellos que sufren del intestino”.
Una descripción más precisa de la celiaquía fue realizada por Samuel Gee a finales del siglo XIX. Se trataba de “un tipo de indigestión crónica que aparece en personas de todas las edades, aunque afecta especialmente a niños de 1-5 años, con abdomen distendido, malnutridos, anoréxicos, con deposiciones blandas, pero no líquidas, pálidas y malolientes”. Señalaba ya la importancia de la dieta para su curación.
La importancia de seguir una estricta dieta sin gluten para los celíacos ha evolucionado con los años. En los años 20, se propuso una dieta basada en la reducción de los hidratos de carbono (excepto los plátanos maduros). Fue muy popular y se utilizó durante muchos años.
Unos años después ya durante la II Guerra Mundial, el pediatra holandés Dicke observó que los pacientes con enfermedad celíaca mejoraban coincidiendo con la carencia de harina. Los alimentos que contenían trigo escaseaban. Entonces entró en sustitución la patata lo que hacía que el gluten desapareciera de la escena.
Dicke presentó en 1950 su tesis doctoral en la Universidad de Utrecht. Con una serie de estudios controlados de sobrecarga de gluten en niños, el pediatra, junto a otros 2 doctores, hizo nuevos hallazgos. Confirmó que el trigo y el centeno inducían un retraso en el crecimiento y la excreción de grasa en las heces. Su sustitución por otros alimentos como harina de maíz mejoraba la absorción de grasas y recuperaba el apetito de los niños.
Primeras evidencias científicas
Pero todas estas observaciones se realizaron sin conocer la verdadera naturaleza anatómica de la celiaquía.
El principal hito para la definición de los cambios histológicas del intestino de los pacientes celíacos data de 1954. El británico Dr. Paulley observó una atrofia vellositaria del intestino delgado e hiperplasia de criptas. Lo hizo durante una intervención quirúrgica realizada a un paciente celíaco adulto. Aquí es donde se produce la absorción de alimentos hacia la corriente sanguínea.
Desde entonces, la biopsia intestinal se ha convertido en el elemento fundamental para establecer el diagnóstico de la enfermedad celíaca. Y se demostró que la lesión típica, aunque no específica, era reversible con la retirada del gluten de la dieta. Con ella, los tejidos orgánicos se normalizaban.
a a finales del siglo XX, en 1992, el doctor Michael Marsh de Oxford estableció una definición de 3 estadios según los grados de lesión del intestino. Pero ¡cuidado!, esto no significa que haya grados de celiaquía. La celiaquía se tiene o no se tiene, pero la lesión en el intestino sí puede ser diferente en unos celíacos u otros.
Posteriormente, Oberhuber modificó esta definición para facilitar la estandarización de los informes anatomopatológicos. Y también para mejorar la realización de estudios comparativos y el seguimiento de los pacientes.
El paso de los siglos ha permitido detectar y conocer la celiaquía así como los beneficios de la dieta sin gluten en las personas que la padecen.
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