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¿Cómo usar el Tarot? Fragmento del libro "Tarot Junguiano. Los Arcanos Mayores"

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El 1 de marzo de 1933, Carl Jung habló sobre el Tarot durante un seminario que estaba realizando sobre la imaginación activa. Esta es una transcripción de sus palabras reales: “(…) Ése es un juego de naipes, tal como fueron usados originalmente por los gitanos. Hay especímenes españoles, si recuerdo bien, tan antiguos como el siglo XV. Estas tarjetas son realmente el origen de nuestro paquete de cartas, en el que el rojo y el negro simbolizan los opuestos, y la división de cuatro palos, espadas, diamantes y corazones- también pertenece al simbolismo de individuación. Son imágenes psicológicas, símbolos con los que uno juega, como el inconsciente parece jugar con sus contenidos. Se combinan de cierta manera, y las diferentes combinaciones corresponden al desarrollo lúdico de los acontecimientos en la historia de la humanidad. Las cartas originales del Tarot consisten en las cartas ordinarias, el rey, la reina, el caballero, el as, etc., sólo las figuras son algo diferentes, y además, hay veintiuna tarjetas sobre las cuales están los símbolos o Imágenes de situaciones simbólicas. Por ejemplo, el símbolo del sol, o el símbolo del hombre colgado por los pies, o la torre golpeada por el rayo, o la rueda de la fortuna, y así sucesivamente. Esas son ideas arquetípicas, de naturaleza diferenciada, que se mezclan con los constituyentes ordinarios del flujo del inconsciente, y por lo tanto es aplicable a un método intuitivo que tiene el propósito de comprender el flujo de la vida, posiblemente incluso de predecir eventos futuros, en todo caso prestándose a la lectura de las condiciones del momento presente. Es de esa manera análoga al I Ching , el método chino de adivinación que permite al menos una lectura de la condición presente. Verá, el hombre siempre sintió la necesidad de encontrar un acceso a través del inconsciente al significado de una condición real, porque hay una especie de correspondencia o semejanza entre la condición predominante y la condición del inconsciente colectivo..." El Tarot como mazo de cartas cuya simbología profundamente psicológica, mitológica y arquetipal, otorga poder en tanto el lector de cartas sea capaz del encuentro consigo mismo en la red de energía universal de la que es parte de manera individual y colectiva. Esto quiere decir que, para aventurarse en la labor de guiar a otros en su camino, en la lectura de cartas, primero debe abordar el sendero del autodescubrimiento, o en términos junguianos, el proceso de individuación al que se le llama SELF o sí-mismo. De nada sirve, conocer toda la simbología, toda la estructura, todas las tiradas, todas las teorías tarológicas ampliamente difundidas por el mundo, sin el compromiso de conocerse a sí mismo, evolucionar como ser humano y acompañar a otros. Acompañar no implica adivinar el futuro de otra persona, decirle lo que debe hacer o qué caminos tomar. Acompañar en el Tarot, significa utilizar el método socrático de autoconocimiento mediante preguntas adecuadas, rescatando de la consciencia lo que el consultante necesite analizar, respetar sus tiempos, dejarle meditar en sus propios símbolos inconscientes, contribuir a que se descubra a sí mismo con sus vicios y virtudes. El lector debe actuar como un maestro guía que enciende el cerillo para que el consultante sea la llama y se alumbre a sí mismo. El lector no puede considerar jamás al consultante como una tábula rasa donde se le decreta su destino según una interpretación y cosmovisión propia del mundo. El lector de cartas se vale de herramientas de la psicología, la literatura arquetipal y de la filosofía, y su responsabilidad yace, fundamentalmente, en dejarle al consultante la labor de evolucionar por sí solo. El fin último del Tarot es guiarnos para evolucionar como seres de luz, donde nuestro propio Ego no importa en nada, es decir, no interesa tener razón sobre un acontecimiento, si el consultante no es capaz de entenderlo por sí mismo.
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