La superioridad estética de la patada de Juan Ángel Krupoviesa a Montenegro en el superclásico del 26 de marzo de 2006 es absoluta. Lo siento en el alma por otras patadas que uno veneró durante tanto tiempo hasta abrir los ojos aquel domingo en la Bombonera. Una tarde que el mundo fue testigo de una verdadera obra de arte llena de virtuosismo y elasticidad puesta al servicio de una sola cosa: evitar un gol de River. https://cabezadeboca.wordpress.com/2022/01/16/vehemencia/