Te ibas y volvías cuando querías. Nunca quisiste estar y acogerme con la calidez de tu abrazo cuando yo quería, cuando yo lo necesitaba o cuando me sentía sola. Yo no te importaba. Solo te ibas y volvías cuando querías. Sé que sabes cuánto me ilusionabas. Sé que sabes cuánto me confundías. Sé que sabes cuánto me lastimabas. Y luego me fui yo, ¿qué esperabas? Mataste lo que sentía. Esperarte no valía la pena. Esperarte no vale ni mi alma ni mi vida. Dejaste de ser lo que más adoraba. Dejaste de ser a quien más esperaba. ~Silvana Micaela Vázquez ©