Mi corazón ha estado abierto al perdón, dispuesto a dejar atrás el dolor y la amargura. He extendido la mano de la reconciliación, buscando un diálogo sincero y una oportunidad para sanar. Pero la humillación y la negación han sido la respuesta, un intento de evadir la responsabilidad y eludir la verdad. Y sin embargo, yo he estado dispuesta a mirar dentro de mí misma, a reconocer mis errores y a pedir disculpas con sinceridad. Mi corazón late con la esperanza de que un día, la genuina comprensión y el arrepentimiento sean la respuesta. Que la verdad sea reconocida y la justicia sea servida. Y que en ese momento, el perdón sea posible y la sanación pueda comenzar. ~Silvana Micaela Vázquez ©