"Volver a casa fue un alivio que duró muy poco. El lugar no era el mismo, siempre hay cadáveres cerca pero esto es distinto. Las poleas de la puerta están llenas de arena... Nadie las ha limpiado. ¿Por qué nos saludan así? No parecen contentos de que volvamos . Algunos caminando en piernas metálicas, otros cargados a los hombros pero, aquí estamos ¿no? . El interior del bar es un desastre. Las mesas tienen vendajes sucios y botiquines desparramados. ¿Armando?... Nadie quiere responder, ya no hace falta responder. Al fondo, en la sombras se ven los ojos de Kang mirando fíjamente a la puerta por donde acabamos de entrar. Se levanta en nuestra dirección trayendo consigo un terrible olor a ron. En su mano brilla un objeto puntiagudo. -Kang, dame la cuchilla-. Dijo Rane. No hubo respuesta. Fórmula, con su barba azul característica le dijo al ex-ninja que saliera hasta que las cosas se calmasen. Él no hizo caso, tenía miedo pero sabía que irse solo lo iba a condenar como culpable. En un instante la reunión entre quienes ya estaban en casa y los que regresaron se convirtió en un peligroso juicio. Mario reaccionó del impacto por las nuevas noticias y miró al acusado, con quien había estado viajando hasta hace un rato. ¿Era ese espadachín que luchó codo a codo con él responsable por la muerte de su primo? N abrió el mapa de la zona fronteriza y señaló con increíble precisión la ubicación de los ninjas, detallando todo tipo de información importante. La altura de su torre, el camino más rápido para llegar, la cantidad de ballestas que vigilan el lugar... Ninguno de estos datos evitó que Kang empuñara su cuchilla."