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Roxana Galvez

Arte
Compartiendo un cafecito

Reflexiones en medio de un brote lúpico

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No elegí esta enfermedad, sin embargo aquí está. Mucho tiempo me sentí culpable y actuaba como si estuviera sana, intentando compensar todo lo que no podía hacer. Sobreexigiendome como si fuera una máquina. No la quería ver ni aceptar. Hoy la veo. La veo en mis ojeras, en mis manchas. La siento en mi cuerpo cansado. La siento cuando despierto como si me hubieran golpeado. La siento cuando en medio de una recaída no puedo abrir una botella de agua. La sufro, cuando siento una herida en mi corazón. Cuando no puedo dormir. Cuando camino 3 cuadras y me agoto. Recuerdo que estoy enferma cuando tengo la agenda llena de turnos médicos, en las salas de espera. Cuando tengo que cancelar planes. Cuando me dicen que exagero, que todo está en mi mente, que tengo que ser fuerte. Y no puedo. Cuando llega el stress por la incomprensión del entorno, cuando quiero gritar y no salen sonidos, solo lágrimas de mis ojos. Cuando me dicen que no soy normal. Porque es mas fácil excluir al que es diferente, al que vivencia el dolor en carne propia. Y llegan los miedos, llega la soledad. Cuando las heridas del corazón sangran y se siente un frío en todo el cuerpo. Cuando el pánico hace temblar mi cuerpo, buscando una salida, mis manos se vuelven heladas y me paralizo. Mi alma sufre, carga el vacío, la desesperanza y la tristeza. Una sensación de fragmentación interna, un dolor silenciado por mucho tiempo, que estalló hacia fuera. Desilusiones, sueños que quedaron en pausa. El sistema que se empeña en oprimir y excluir. ¿Hay algún lugar para mi en este mundo? ¿Hay espacio para mi vuelo? Veo mi mirada y ese brillo me dice que si, que aún en esta tormenta y con la herida abierta, puedo encontrar mi lugar y volar. Volar a través de la escritura, volar en mis colores, en mi arte. Volar en el amor, hacia mis sueños, dejando los miedos atrás. Gracias Rec Mode Argentina por la foto!
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