Era una fecha cualquiera, se encontraron entre tanta gente, como si fuera obra del destino cruzarlos en el camino, tropezarlos al azar, y hacer de su mirar, un mágico encuentro. Ella con su mirada cabizbaja y él con su presencia tan elegante. Casualidades de la vida que se encontrarán siempre en los mismos lugares, con sus miradas tan penetrante. Ella lo admiraba y él solo la usaba. Amores de una noche eran los que él acostumbraba, más ella no quería ser una más de todas las personas y se alejó de su eterno amor. Pasó el tiempo y crecieron.. Él la añora pero ella sólo se conforma con un beso, una noche y un helado. Es que ya no cree en el amor, pero en los brazos de él, todo se vuelve mágico para ella, más él no sabe de esto, se resigna a un amor sin amor por qué piensa que es el precio a pagar por todo aquello que en el pasado sucedió. Ella muere por él y él vive por ella. El amor de ellos es así como las estrellas que renacen cada noche para poder seguir brillando y saben que en cada amanecer mueren, esperando el anochecer como una forma de subsistir. Ella brilla como Estrella y él sigue siendo tan frío como el mar.