El encierro me agarró a la intemperie. La imposibilidad de movernos me arrinconó contra la decisión de hacer un disco con la guitarra. Tatu me empujó alentadora y amorosamente en dirección contraria a la duda. El Mu no hizo más que lo de siempre: decirme que sí a todo. Las canciones ya estaban. La idea del disco, que no se aleja conceptualmente a lo que terminó siendo, ya dialogaba conmigo. Había terminado de componer "de mi lado" ese enero del '20, en plena recuperación de un quiebre. ¿Qué hice? Aún no lo sé. Supongo que lo de siempre: ser fiel al momento. ¿Qué son los discos si no eso? Quizás este más que cualquiera de los anteriores. Y me cruzó en una esquina incierta, desnuda pero con atisbos de confianza. Con las dudas más devastadoras de mi historia, con temores punzantes y, en ese tránsito, como una paradoja cabal, la desgarradora conquista de una libertad interior. También lo hermoso: los amores que me han transformado, la gratitud por la gratuidad, los aprendizajes de la mano de las personas correctas. Tocar poco, cantar al oído... corresponde confesar: no me resultó ni fácil ni cómodo hacerlo, pero se hizo así porque así quiso ser. No encontré razón más importante que esa. ¿Cuál es para mí la sabiduría del mar? arrimarse acariciar y retirarse Este disco me agarró a la intemperie y así debía sonar Les deseo un lindo viaje, ojalá de ojos cerrados Con todo el amor y con la más honesta de las fragilidades.