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Alguna vez lloraste cuando acabaste?
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Alguna vez lloraste cuando acabaste? Alguna vez te paso como a Ángela White con Manuel Ferrara (foto)? A Mí me pasó dos veces.
La primera vez, fue a los 23 cuando tenía sexo bien intenso y violento con un chongazo. Hablo de esa experiencia en algunos capítulos de mí Podcast en Pornhub. Cada vez que él cerraba la puerta de la habitación del telo, sabía que yo ya no era dueña de mí misma y le daba todo el poder a él. Era un acuerdo sin palabras, instintivo, yo sabía que si no lo hacía así, no iba a valer la pena el sacrificio, y vaya que era un sacrificio vernos (ambos teníamos horarios laborales retorcidos, el casado y con un hijo, yo viviendo en la loma del orto y encima tenía que hacer tiempo hasta cierta hora para verlo y volvia tarde a mí casa, pero como les digo, lo valía !) y lo esperaba demasiado como para arruinar el momento y cortar la magia manteniendo una pose de diva. Yo me dejaba llevar, me dejaba guiar, me dejaba hacer y obedecía. Que querés mí vagina? Toma. Que querés que me trague toda tu verga hasta el fondo de mí garganta y que me babee toda por las arcadas? Toma. Qué querés metermela toda por la cola? Es toda tuya. No había ninguna clase de NO, ninguna. Y yo tampoco me quejaba, dolía lo brusquedad, la fuerza, las embestidas furiosas, los tirones de pelo, las nalgadas violentas, los apretujones que sufría toda mí carne y mí piel a su merced, inclusive hasta me dolían las posiciones en ciertos momentos en que mis piernas no aguantaban más y mí canal vaginal ya estaba entumecido, pero lo disfrutaba.
Una vez tuvimos una sesión tan tan tan intensa y cruda que cuando me hizo acabar, en lugar de desparramarme del placer por la cama, me hice bolita y me largué a llorar. Se acostó al lado mío súper alarmado y me acarició el pelo y la cara, me preguntó si algo andaba mal, si me dolía algo, y le dije llorando y riendo a la vez mientras me pegaba a su piel y lo abrazaba "Todo está perfecto, sobreviví una vez más al fuego de tu pasión y me hiciste acabar súper intenso, me siento súper viva. Mí cuerpo no puede más, pero mí energía vital y ganas de vivir se renovaron" y riéndose nervioso por la confusión me preguntó por qué lloraba entonces, y le expliqué que no podía entender qué había de malo en mí para excitarme tanto estando al límite de mí aguante físico y sintiendo dolor, que no entendía por qué mí placer estaba arraigado a esta manera brutal de sentir. Me dijo que había temporadas para todo, que quizás mañana ya no me gustaría lo mismo e iría por otra cosa, pero que si era lo que me hacía sentir viva ahora que siguiéramos viéndonos. Le asegure que sí, y hasta le jure (en vano) que aunque me casara iba a seguir viéndolo al menos una vez al mes y vería como caretear frente a mí marido las marcas en mí cuerpo y el dolor físico posterior, y después de reírnos y darnos besos, dormir unos minutos abrazados y bañarnos juntos, mí torbellino energético impulsó mí cuerpo inerte a lidiar con escaleras de subte y combinaciones de bondi para llegar a casa a descansar en paz.
Unos pocos meses después conocí a mí ex pareja y me olvidé completamente de mí chongazo furioso y como se sentía acabar estando al límite de mí resistencia física y tocando varios umbrales de dolor. Ahora el placer venía a mí, y acabar era mucho más sencillo que antes, haciéndome entender con cada embestida suave acompañada de besos que no había ningún problema conmigo antes y que mí chongazo tenía razón con eso de las "temporadas para todo".
Una vez tuvimos una sesión tan intensa y mágica, tan llena de besos, lamidas, mimos, palabras lindas y fetiches locos, que cuando acabé me largué a llorar abrazándolo fuerte y apretándo todo su cuerpito Maya contra el mío. Súper alarmado y confundido me levanto la cabeza para verme a la cara y me vio llorando y sonriendo, me preguntó si todo estaba bien, le expliqué que sí, que todo estaba perfecto, que nada podía ser mejor y que todo estaba excelente conmigo y con él. Que lloraba porque estaba Feliz aunque fuera difícil de comprender. Y me sonrió con su carita tierna y amorosa.
Y justamente es eso, lloramos cuando una emoción o varias del mismo rango o gama (desde lo más elevado a lo más oscuro )nos invaden a la vez y no podemos procesarlas correctamente. Hubo dos veces en que llore por la intensidad de un instante de alegría, el primero fue hermoso y confuso, llore de la alegría por haber llegado al orgasmo despues de TODA la locura de entrega y sumisión con ese chongo, por haberlo logrado y haberlo sentido tan intenso, la parte confusa era comprender de que venía mí deseo por encontrarlo a la fuerza, pero que importaba? era feliz. La segunda vez fue felicidad también, está vez no solo porque sentía el amor fluir de ser a ser y por la entrega total al otro, sino porque además tenía la certeza de que ya no tenía que ir a buscar mis orgasmos ni mí placer a ningún lado, poniéndome en riesgo y sacrificando tanto, ahora sencillamente lo merecía y lo atraía a mí sin ningún trabajo.
Y eso significaba que era una buena chica😚
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