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El majestuoso iceberg pt.4
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Todo era jugueteo físico con tus manos en los bolsillos traseros de mí jean, chistes sobre tu pezón hundido, halagos a mis pezones rosaditos que decías envidiar sanamente, fumar marihuana en la misma plaza frente al colegio donde me iniciaste en tu dark side y compartir anécdotas sobre nuestras andanzas ya siendo mayores de edad con 18, hasta que quisiste más de mí. Yo sin querer queriendo empecé a nadar cada vez más profundo y pegada al iceberg sin más protección que saber nadar y mis antiparras, que ya no me servían porque la profundidad y densidad no permitían que el sol se filtrara en el agua , y segui avanzando cegada y pegada, sin considerar la trayectoria del iceberg, que parece y solo parece flotar tranquilo por la inmensidad del océano...pero siempre sembrando destrucción a su paso, restos que iban quedando atrás sin pena ni gloria y se ocultaban tras su inmensa densidad blanca y majestuosa. Nunca me voy a olvidar de la noche en que viniste a mí cama, esa temporada que viviste en mi casa con todos tus bártulos y pertenencias atrincheradas en mí cuarto, y te acostaste al lado mío haciéndome cucharita, apoyandome tus piernas desnudas y tu pelvis en ropa interior contra mis nalgas también en ropa interior. No me parecía mal que nos abracemos, ni que nos frotemos las piernas entre nosotras, pero los besitos en el cuello daban pie a que todo se saliera de control y te eché sin pensarlo dos veces, era cruzar un límite que ya no podíamos cruzar y que yo tampoco quería ni podía moralmente indagar. Te bajaste de la cama, te acostaste en la tuya que estaba al lado y me advertiste con la voz quebrada que te ibas a vengar y me ibas a arruinar la vida,y mientras me hacía la dormida para no responder, te escuchaba sollozar y comerte los mocos a la luz de tu celular y al son de tu tecleo ruidoso y veloz, que no hacían más que despabilarme cada vez más y preguntarme qué pasó y cuál sería tu venganza, porque yo sabía que siempre tomabas venganza de los que no te daban...
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