No teníamos nada que hacer juntas, salvo portarnos mal. Nuestra primera impresión no fue la más real ni la más interesante, pero de alguna manera apareciste para impactarme como hacen los icebergs. Yo correcta, éticamente doblegada por mis estructuras, de apariencia tranquila y reservada, vos una loca extrovertida pero llena de secretos, tan sociable que incomodaba y tan simpática que nadie se te negaba. No sé que encontraste en mí que te atrajo tanto, pero yo intuitivamente siempre supe que tenía que tratarte con cierto respeto como a un iceberg, admirando lo que mostrabas, respetando lo que querías ocultar,y claro, cuidandome de tu trayectoria errática que en apariencia no parecía tener un objetivo claro. Podría haber mantenido una relación superficial en la medida que solo fuéramos compañeras de colegio, pero insististe en ir por más, vos querías más de mí y yo no podía ni quería dar, pero ahí estaba, tratando de sondear mí barco de tal manera que solo te pudiera observar y fotografiar y no colisionar en el intento. Vos te reías de mis enamoramientos tiernos y profundos, de mí entrega completa hacía un solo hombre, de mí filosofía de los lazos, pero te morías de la envidia y de los celos. Yo desaprobaba tu soltura y predisposición hacia cualquiera, no me gustaba saber que tenías toda esa "experiencia" a cuestas y te resultaba tan simple mentir para ganar, pero te respetaba, porque eso hacen las amigas, aunque muy en el fondo te admiraba porque me parecía práctico tu estilo de vida...no parecías sufrir con cada final como yo lo hacía,pero obvio, era solo lo que se veía del iceberg. Iban y venían tus nalgadas en los pasillos del colegio, iban y venían tus miradas y sonrisas de refilón en las horas de "Salud y adolescencia", ibas y venías vos con toda tu energía por el colegio llamando la atención con tu melena teñida de rubio y tus ojitos rasgados. Sería tu acento? Tu personalidad? La forma en que te vestías?