Domingo 4 de sep. de 22 Un dia te das cuenta que volviste a ser vos. Un dia te das cuenta que todo ese tiempo, habías estado sumida en un estado de no-compasión por vos, por estar en un lugar que lo elegiste desde el trauma. Y un día también, llorando en la ducha, te das cuenta que nunca tuviste la culpa. Que aprendiste a quererte, que volviste a pensar que sos la mejor persona del mundo, que sos quien más bien se tiene que tratar. Y no, nunca tuviste la culpa de que tus padres no te hayan querido. Que no hayan jugado con vos, o no hayan estado presentes. Eras una niña y sólo querías ser amada, porque el primer apego es ése, porque así es la humanidad. (Y porque somos lo que nuestros padres crían, sino estaríamos todos hechos en laboratorio y habrían solo alfas, betas, gammas y deltas como en el mundo feliz de Huxley, y no habría diversidad; hay diversidad porque nos criaron distintos, y despues elegimos que hacer con eso). Y no tenías la culpa de que ellos no supieran expresarse, o no supieran el daño que estaban generando. No tenía la culpa de que un día estaba todo bien, y al rato estaba todo mal, y hacía todo para que no me trataran mal… no lo sabía. Y después creces, y terminas estando con un hombre o una pareja que te hace lo mismo: un día sí y otro no, y te cuidas en todo para no perderlo o que no se enoje, y te dejas para el último, y como te dejas para el último te perdes, te condenas a la falta de autoestima, la falta de vida, la falta de todo, porque te faltas vos. Pero después soltas. Tenías los dientes apretados y los dejas de apretar, porque estas cansada de ser infeliz, de enojarte, de reaccionar, de hacerte daño. Y cuando soltas, volves a ser vos. Y cuando volves a ser vos haces tus procesos con calma, y tranquila. Y cuando los haces, te vas comprendiendo y aprendiendo, teniendo siempre en cuenta que la mejor persona del mundo siempre fuiste vos. Y los perdonas, los perdonas para estar en paz con vos, porque no necesitas que te pidan perdon o que te amen para estar bien. Y estás tranquila, y vas a trabajar todos los días de buen humor y predispuesta por más que te mueras de sueño… porque estás bien. Y cuando estás bien, estas bicha. Cuando estás bien te das cuenta que no sos nadie mas, no sos Carolina ni Lucio, ni tu abuela, ni tus bisabuelos… sos Virginia Torres. Y cuando sos Virginia, haces tus cosas. Y cuando haces tus cosas, por vos, te das cuenta que hasta bañarte es un montón. Te daba paja bañarte porque estás cagada de sueño, pero lo haces: porque estás sucia y te molesta, y querés cuidar tu cuerpo y tu higiene, porque es salir de la cama, porque es darte bienestar, porque es un momento que todos los días lo haces apurada y ahora te tomaste el tiempo de hacerlo, y después te tomas el tiempo hasta de ponerte cremita y sentarte a escribir. Porque te querés de nuevo. Te armaste, te entendiste, te tenes paciencia, te mimas, y te apoyas en vos.