Se encontraba solitario en su reino. Él soberano, dueño y señor de aquel basto territorio al que reconocía como su hogar; y sin dudas lo era.
Pero allí se encontraba sin saber cuál había sido su error; sin saber como lo había perdido todo, incluso hasta su propio ser.
Busco consuelo en las estrellas y en la fresca brisa que acariciaba su melena..
Sintio ganas de rugir a la noche, más su rugido sería en vano. Permaneció en silencio, inmóvil y absorto en su reflexión.