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Exequiel Bonialian

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Uberización de los negocios, el mundo es de los intermediarios digitales

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Publicado en El Café Diario el 7-8-21 Están todos los días en la palma de tu mano. De más de una seguramente sos usuario, o hasta de ellas depende tu negocio. Las apps y plataformas web que conectan personas con personas, personas con empresas, o empresas con otras empresas, no paran de crecer. Podríamos llamarlo la uberización de los negocios. No habrá sido la primera, pero sí está claro que Uber marcó un antes y un después, y nos obligó a prestar atención a este fenómeno. ¿Por qué? Porque le movió la estantería a otros negocios, como taxis y remises. Tanto que en Argentina generó un movimiento en su contra. Pero no estamos acá para hablar de Uber (que, por cierto, hasta hace un año ya había alcanzado los 99 millones de usuarios), sino de toda esta nueva gama de plataformas y apps dedicadas a conectarnos para diferentes fines. Más rápido, más ágil y, en muchos casos, bajo costos más bajos. Puede que estés pensando «tampoco es para tanto». Veamos. Es viernes a la tarde, terminas de trabajar y suena el timbre. Es un collar nuevo para tu perro, que compraste hace unas horas en Mercado Libre, y ya llegó. Mientras bajás a buscarlo, te llega un mensaje de tu novio, a quien conociste hace dos años por Tinder, invitándote a su casa a ver una película, y te pregunta los gustos de empanadas que querés, porque va a hacer un pedido a través de Rappi. Después de dos minutos de vueltas de «no sé, lo que vos quieras», finalmente le pasás tu listado. Te vas a cambiar y mientras, sin haber soltado tu celular, entrás a Cabify para pedir un auto que te lleve a su casa. Justo antes de salir, te acordás que hace unos días le compraste en Vinimay la camiseta del club de sus amores. La agarrás y salís. Mientras miran la peli, charlan sobre hacerse una escapada juntos, y empiezan a mirar hospedajes en Airbnb. Le pedís que reserve para el próximo mes, porque estás trabajando en un proyecto que conseguiste a través de Workana, y necesitás entregarlo en las próximas semanas. Él te dice, muy contento, que le viene bien ese tiempo para terminar de generar contenido para su comunidad, que cada vez está recibiendo más dinero a través de Cafecito. Esto puede seguir… Quizá estás buscando trabajo cerca de onde vivís, y utilizas WorkOn para ver qué ofertas laborales hay por tu zona. O quizás tenés espíritu emprendedor, un sueño, un proyecto, pero te falta algo. Capital, por ejemplo. Y resulta que hay varias opciones para recaudar dinero para tu proyecto a través de muchas personas que aportan un poco cada una, algo que se llama crowdfunding. Por ejemplo, podrías plantear tu idea y pedir fondeo en Kickstarter o Indiegogo. O tal vez tenés tu pequeña PyME de transporte, pero tenés un problema. Hacés viajes largos para trasladar una carga, y tenés que cubrir tu costo por la vuelta del camión vacío. Entonces, encontrás una aplicación como Avancargo, que te conecta con negocios que necesitan un servicio de transporte dentro de tu trayecto. Y así, sigue creciendo esta red de plataformas con una característica en común: nos conectan. Tal vez algunas las conocés y otras no. Es simplemente la punta del iceberg de un universo de servicios de intermediación digital a la carta que no para de crecer y de ganar espacio en nuestra rutina diaria. ¿Por qué le digo intermediación? Porque ninguno de ellos tiene un producto en sí, sino que conectan a vendedores y compradores, o a personas que buscan pareja, o servicios de traslado, o empresas que buscan freelancers con esos freelancers. Uber no tiene autos, Rappi no tiene restaurantes, Airbnb no tiene hoteles o departamentos. Pero supieron conectar a quienes los tienen. No sé a vos, pero a mí me da vueltas la cabeza pensando en la cantidad de cosas que se podrían crear. Apps que conectan músicos para armar una banda, o talleres con conductores en la ruta, profesores particulares con alumnos, noteros con medios que quieren cubrir una noticia fuera de su zona, coaches con profesionales que necesiten una mentoría. Estoy seguro de que la mayoría de estas cosas existen, y muchas otras más que probablemente ni se me ocurre imaginar. Incluso hay plataformas que conectan viajeros con personas que necesitan que alguien les cuide la casa y el perro (sí, el perro) mientras no están. Hasta crearon una app algo oscura para buscar sugar daddy. Rozando la tangente del dilema ético, pareciera que el único techo lo coloca nuestra propia imaginación. Te desafío a que pienses qué app te vendría bien, a vos o a tus conocidos, y que busques si no existe algo similar ya. Si no la hallas, es muy posible que estés frente a tu próxima idea de negocio.
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