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FICHA SUCIA

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Por Dani Lerer El gobierno de Javier Milei acaba de dinamitar una de las pocas iniciativas que había logrado consenso transversal en la sociedad: la Ley de Ficha Limpia. Lo hizo de una manera tan burda como eficaz. Mientras montaban un show mediático para fingir apoyo, operaban en silencio para asegurarse de su caída. Durante semanas, los voceros libertarios exigieron que el Senado tratara de una vez el proyecto y destacaban la importancia de su aprobación. Pero cuando finalmente llegó el momento de votar… dos senadores misioneros que vienen votando con el oficialismo se dieron vuelta: Claudio Arce y Sonia Rojas Decut. Ambos habían manifestado públicamente su apoyo. Todo indicaba que iban a votar afirmativamente. Sin embargo, a la hora clave, cambiaron su posición. Siempre respaldan al oficialismo: lo hicieron en votaciones clave y vienen alineándose en casi todas las decisiones relevantes para el gobierno. ¿Qué pasó esta vez? Hicieron lo mismo, votaron con el gobierno, es decir, votaron en contra ficha limpia, para que los Senadores de LLA votasen a favor y pudieran luego victimizarse. La caída de Ficha Limpia no fue un accidente. El gobierno ya había demorado su tratamiento en varias oportunidades. Fue todo parte del mismo guion: decir una cosa, hacer otra. Y hay otro dato inquietante. En paralelo a este operativo de sabotaje, la causa "Libra" no pierde fuerza. Una investigación sensible que roza al propio Milei, a su hermana Karina y a otros funcionarios de primera línea. ¿Es casual que justo ahora se frene Ficha Limpia? ¿O fue parte de un pacto silencioso para evitar complicaciones judiciales? Cada vez son más evidentes los gestos de entendimiento entre Milei y el kirchnerismo duro. Ficha Limpia era un símbolo. Y eligieron enterrarlo juntos. Y hay algo más. Apenas fracasó la votación, los libertarios salieron en manada a agitar el fantasma de Cristina. La usaron como chivo expiatorio y —sobre todo— como combustible para su campaña. Milei necesita a Cristina enfrente. La quiere como rival. En esa línea, que Cristina sea candidata es funcional. Y que Ficha Limpia caiga… también. Hay algo que empieza a volverse habitual en esta gestión: el doble discurso. Mientras flamean la bandera de la transparencia, operan desde las sombras para protegerse. Y en el medio, queda la sociedad, cada vez más frustrada, viendo como el cambio fue apenas una puesta en escena y como la casta goza de buena salud.
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