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Dante Flecha

Escritura y literatura
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Invitame un Cafecito

Escrito 3: Atrapar el Suspiro (primera parte)

Viste cuando suspirás y largas un “Ahhhhhh”, y no sabés porqué es? Bueno, yo me propuse averiguarlo, y hoy te digo sin dudarlo, que entre suspiro y suspiro estaban atascados mis sueños más lindos. Te invito a respirar conmigo tres veces, es un ejercicio muy simple, tenés que meter aire por la nariz, atraparlo unos 7 segundos, y largarlos en unos 8. Tres veces. Si ya lo hiciste, te cuento las dos veces que creo que es muy válido recurrir a una respiración controlada por nosotros mismos. Respirar es el presente de verdad. La primera, para dormirte y hacer que ese suspiro repetido te haga descansar. En una de las operaciones que tuve en Paraguay, en 2015, sucedió algo muy terrible, estando en plena cirugía mi médico solicitó sangre y la administración del hospital se negó a proveerla porque yo no había llevado los donantes que me pidieron. Me salvé de morir porque estaba con dos amigos que armaron un kilombo para que liberen la sangre. Mi doctor ya había anunciado a mi mamá mi deceso, pero cuando volvió al quirófano, ya me habían enchufado y rápidamente reaccioné (según lo relatado por mi propio doctor). Al otro día al despertar estaba literalmente destrozado. Fue ahí cuando mi médico me contó lo que pasó. Fue una carnicería, pero los médicos lograron lo que se propusieron. Y en parte gracias a esa operación estoy acá, vivo y mejorando. Y nunca está de más decir, estoy caminando. Cuando volví a casa, luego de varios días en el hospital (ya no recuerdo si fueron dos o tres días) el ambiente fue realmente desolador. Quienes me acompañaron en esos días por fin pudieron descansar -expepto mi mamá que siempre estaba conmigo y pendiente de mi situación- cuando finalmente me quedé solo en cama y sin poder moverme, comenzó a pasar el efecto de los calmantes y sentía cada vez más fuerte el dolor (en la cadera derecha que fue la razón de esa tercera operación). Por fin solo, pero... comencé a sentir que mi herida latía, dolía cada vez más, sentía que iba a tener una trombosis, mi mamá ya estaba durmiendo y después de tanto hospital, ya no quería molestar a nadie, si todo tenía que terminar ahí, yo no iba a decir más nada, entonces... busqué en internet que podía hacer… En el medio de esa búsqueda -que por supuesto sólo me daba resultados horribles- me acordé del consejo de una amiga: “Respirá y tomá agua”. Y comencé a suspirar sin parar, me acuerdo tan bien, y tomaba agua de a tragos y comencé a relajarme mientras el dolor se volvía ardiente y cada vez más fuerte… Me quedé dormido, nunca había sentido una sensación de muerte más clara, pero sólo fue mi cabeza, al otro día seguía igual, lo más probable es que me estuviera engañando, pues una trombosis no se puede detener respirando y tomando agua, pero un pensamiento negativo si puede ser reemplazado por una buena dormida. (Continúa en la parte 2)
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