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Pri y Rodri

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La Suerte y el Guía

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AYAMPE Desde que llegamos a Ecuador Rodri quería conocer ésta playa, buscamos voluntariado pero no coincidimos en la fecha así que terminamos quedándonos en Montañita. Un día vamos a conocer esa famosa playa de surfistas y nos encantó el pueblito, súper tranquilo, al estar nublado no aprovechamos mucho el mar pero lo pasamos súper lindo. Volviendo para Montañita hacemos dedo y nos levanta Jeanet, una cordobesa que llegó hace varios años a Ecuador y se quedó a hacer su vida acá, nos comenta que tiene dos restaurantes y necesita gente, uno de ellos está en Ayampe, dentro de un complejo de cabañas, pensamos que sería muy bueno que uno trabajara en el restaurante y el otro hiciera voluntariado en las cabañas, pero por el momento necesitaba gente para el restaurante en Olon, bien cerca de Montañita, a los dos días ya estaba trabajando ahí. Una semana después aparece por Facebook la búsqueda de voluntariado en las cabañas de Ayampe, ahí mismo donde estaba el restaurante, buscaban una pareja de voluntarios y pagaban un extra, la oportunidad era inmejorable. Y así fue como en menos de un mes conseguimos un voluntariado pago y un trabajo extra en la playa que queríamos conocer. Nos quedamos tres meses, trabajamos muchísimo y pudimos ahorrar lo necesario para seguir viaje. La lluvia nos visitó casi todos los días, lo que convirtió el pueblo en un gran charco de barro, la humedad de ese lugar es tanta que le salen hongos a cualquier cosa que dejes en la misma posición durante dos días seguidos. Vivimos en un lugar maravilloso, rodeados de naturaleza, paz y buena gente. Nos despertabamos con el bello canto de las Charatas (léase con sarcasmo) y nuestra dieta era a base de helado, maduro lampreado, empanadas de verde y comida tailandesa. Ayampe tiene algo que te atrapa, es llegar ahí y que todo fluya, se acomode, por eso se lo conoce también como 'Atrampe' vas por unos días y te quedas meses. Nosotros aprovechamos cada día para contemplar el sol fundiéndose en el horizonte con el mar, en unos atardeceres que parecen pintados y que nos regalaron los cielos más hermosos que vimos. El sol cae todos los días, y frenar 10 minutos a contemplarlo es algo que todos nos deberíamos regalar, los espectáculos de la naturaleza están ahí, para nosotros, solo debemos aprovechar su magia.
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