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La Suerte y el Guía
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COMIDA
La comida es de las cosas que más se extraña viviendo en otro país.
Y aunque seguimos en el mismo continente, en Argentina se come muy distinto al resto de Latinoamérica.
Un poco por el clima, otro tanto por el acceso a diferentes alimentos y mucho más por costumbre y tradiciones.
Porque la comida no es solo alimento, es compartir, son rituales, es familia y amigos, es mucho mas que solo el acto de comer algo.
En este tiempo fuera nos fuimos adaptando a cada país, a cada región, a sus sabores e ingredientes típicos.
Cambiamos la costumbre de desayunar poco y mal (solo un mate con pan) a desayunar abundante, con huevos, frutas, verduras, queso y hasta lo que podría ser tranquilamente un almuerzo. Nos tomamos el tiempo de prepararlo y disfrutarlo.
Mantenemos la costumbre de cenar tarde, aunque no tanto como antes. Siempre somos los últimos en usar la cocina. Todavía nos sorpendemos cuando vemos a personas cenar y el sol aún está en el cielo, seguramente ellos se sorprenden de vernos preparar comidas elaboradas después de las 20 hs.
Usamos mucho el horno, ese aparato debajo de las hornallas que muchos nunca usaron, nunca encendieron, no saben siquiera si funciona o no. Y ahí vamos a desempolvarlo, limpiarlo y darle vida usándolo casi todos los días, para hornear un pan, galletas, tortas, pizzas, empanadas, tartas. Inundando todo de ese olorcito a horneado, ese olorcito a hogar.
A veces prendemos un fueguito, si hay parrilla se arma el asador en cualquier lugar. La especialidad de la casa son las pizzas a la parrilla, rara vez puede ser algo de pollo, porque la carne no es como la de 'allá'. Una costilla a la parrilla cocinada lento puede quedar durísima y ahí nos enteramos que la costilla es para la sopa, o hacer una costeleta vuelta y vuelta es imposible porque la costeleta es para una salsa, para cocinarla en olla y si es a presion mucho mejor.
Viajamos con nuestro mate, aunque cada vez se haga más difícil y caro encontrar yerba. Se lo hacemos probar a cada persona que se anima, informando de antemano la única regla 'está prohibido tocar la bombilla', rara vez el mate les gusta, entonces explicamos que tomamos mate, mas por costumbre que por sabor, y lo hacemos desde bebes, mates lavados y fríos, pero que sirven para compartir, con los demás y con uno mismo, como una especie de meditación.
Nada mejor que unos mates en la cima de una montaña contemplando la inmensa naturaleza, sentados en una piedra con los pies en un río de agua fresca o bajo una palmera con la brisa del mar mojando nuestra cara.
De cada país aprendimos e incorporamos sus mejores versiones.
En Brasil, a preparar el arroz blanco y comer las mejores frutas.
En Perú, a preparar infusiones de todo, comer distintos tipos de papa y aprovechar hasta la cáscara de la ananá.
En Ecuador nos hicimos fan del verde, el maduro y sus mil preparaciones.
En Colombia, a bajar cocos de la palmera, abrirlos y usar todas sus partes, también mejoramos la técnica de las arepas agregandole queso a la masa.
Sumamos nuevos sabores y a otros los extrañamos cada vez más, porque creemos que eso también es el viaje, disfrutar y extrañar en la misma medida.
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