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Hernan Montenegro

Escritura y literatura
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Amuleto Carmesí (Parte III)

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Balder se encontraba dentro de un círculo, recostado sobre un árbol. Se sorprendió al ver todo el trabajo de símbolos que había hecho Marius. Trabajo de un hombre que más que buscar una manera de escapar, se había entregado por completo a su misión. Ninguno de los dos habló a la mañana acerca del diario de Alexander. Una mirada les alcanzó para darse cuenta que ambos estaban en la misma sintonía. Marius contemplaba a Balder y su torso desnudo, y por un momento recordó al muchacho desnutrido que había llegado a la vieja casona. Mucho tiempo había pasado desde ese día y ahora quien había llegado para ser un sacrificio se encontraba con vida y portaba en su interior el poder que tanto había ansiado su familia. Pero su difunto hijo había tenido razón. La oscuridad es algo que los humanos jamás podrán controlar y liberarla traería el final de todo lo conocido. Ni el espíritu más entrenado y poderoso era rival para semejante poder y ahora Balder era el único que podía enviar ese fragmento de nuevo a su origen y salvar la humanidad. —¿Cómo estás Balder? —Bien —respondió mirando el amuleto que colgaba de su pecho—. Esperando que esto funcione. —Créeme que funcionara. Estudié bien los libros antiguos —dijo Marius sentándose él también en un círculo. —Estoy al tanto de tus conocimientos. —También tengo otra información Balder, esperé al día de hoy para decírtelo para evitar que te sientas inquieto. —¿Qué? —preguntó Balder, empezando a sentirse nervioso, ya que conocía bien los símbolos y figuras que estaban alrededor del circulo y que no podría hacer nada para defenderse si todo se trataba de una trampa. —La noche del ritual no mataste a todos los presentes. Hubo algunos fieles a mi hermana que lograron escapar. —¿Y eso debería importarme? —Sí. —¿Por qué? —Porque están buscando la manera de terminar el ritual. Buscan acólitos y nuevas fuerzas con las cuales vencerte. —Dudo mucho que puedan hacer algo para derrotarme. Me enfrenté a grandes ocultistas, a espíritus que algunos consideran dioses y mientras tenga el poder de la oscuridad nadie puede oponerse a mí. —Pero ese es el problema. Cada pelea hace que el fragmento de oscuridad que habita en tu cuerpo se vuelva más fuerte. Llegado al punto que su poder sea mayor que las energías que utilizas para contenerla no podrás hacer nada para evitar que te devore. Eso es lo que ellos buscan. que pierdas el control. Balder guardó silencio. Era verdad que mientras más invocaba la oscuridad para destruir a un espíritu poderoso, poco a poco el fragmento que estaba ubicado en su mano se extendía por su brazo. No al principio cuando el poder de la cadena seguía fuerte, pero ahora, sin darse cuenta había dejado que la oscuridad consumiera toda energía de la antigua reliquia. —Pensé que tu amuleto serviría para evitar esto Marius. —Y lo hará. Pero no de la manera que tu crees. El amuleto que forjé te permitirá actuar como si fueras un ocultista. Tal vez el más poderoso de todos, pero aún así tendrás las mismas limitaciones que uno de ellos. —Con esto quieres decir que si lucho contra alguien que posee un objeto poderoso o me arrinconan entre dos o tres tendré muchas chances de perder la batalla. —En esos casos, podrás liberar la oscuridad para que te ayude. La piedra se encargará de avisarte el instante que la oscuridad aproveche que la estás usando para poder usar un poco de tu cuerpo. Cuando la piedra carmesí brille será la señal para que dejes de usar el poder. En caso de que no puedas hacerlo en ese instante, entonces la piedra se fragmentará. —Hablas de la piedra, pero este amuleto no tiene ninguna piedra —dijo Balder molesto. —Aún no la tiene —dijo Marius con una sonrisa y le mostró una daga que se usaba para rituales—. Descubrí que si la piedra se fragmenta tendrá pocos usos, en caso de que seas perseguido por estos fieles a mi hermana. Entonces pensé como lograr una piedra que tuviera una recuperación parecida a la de los humanos. —No existe nada así. —No existe nada así, aún —dijo y colocó la punta de la daga en la parte interna de la muñeca—. Me gustaría ser un poco más ignorante y pensar que al hacer esto volveré a encontrarme con mi familia. Pero mi familia ya no existe, ¿verdad Balder? —Marius —dijo Balder sorprendido al entender que es lo que estaba por suceder. —Espero logres liberarte de la maldición Balder y que logres tener una vida tranquila. Sé que es lo que mi hijo hubiera querido y no pasó un solo día en que no me lamentara de haber sido mejor padre y escucharlo—dijo Marius y el cuchillo empezó a moverse por dentro de su carne, dejando caer la sangre en el suelo. Marius perdió la vida en cuestión de minutos, el mismo tiempo que le tomó a la sangre moverse mediante la energía del ritual para cubrir todos los símbolos y llegar finalmente hasta Balder que contempló completamente inmovilizado como la sangre que había tomado un tono carmesí cubrió el árbol y luego lo cubrió a él. La energía era más fuerte de lo que Balder imaginó. Lo obligó a cerrar los ojos y sintió la temible voluntad de Marius que seguía presente como un espíritu moviendo los hilos para completar el gran ritual que él había ideado utilizando los textos antiguos como referencia para crear así la piedra que ahora estaba dentro del amuleto que había forjado para Balder. Cuando finalizó la tarea. La más ardua que jamás había hecho, el espíritu se desvaneció con la corriente de energía y Balder abrió los ojos, contemplando el sol que se ponía. Se sentía en paz, como no lo había sentido en mucho tiempo. Se levantó con mucho esfuerzo y se acercó al cuerpo sin vida de Marius. Sintió un pequeño consuelo al ver que el cadáver tenía una sonrisa. —Voy a enterrar a tu padre —dijo Balder con angustia—. Sé lo mucho que lo amabas Alexander, así que voy a enterrarlo. Lo haré en este lugar que sé que es dónde hubieras querido que viviéramos. ¿Pero como es esa frase que tanto te gustaba? Si querés hacer reír a Dios, contale tus planes. A pesar del cansancio, caminó hacía la casa y luego regresó con una pala. Cavó con fuerza debajo del árbol partido, decidido a darle sepulcro esa misma noche.
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