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Hernan Montenegro

Escritura y literatura
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Viaje de Medianoche (Parte I)

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Balder se sentó en uno de los compartimientos privados del vagón, y sacó un libro. Ya había dejado la maleta en uno de los compartimientos superiores y tenía varias horas de recorrido hasta llegar a la estación. "Siempre buscando el anillo dorado que nunca llegará, ¿Quién pondría sus sucias manos alrededor del objeto más preciado?", fue la oración que lo hizo pensar en su nuevo viaje. Manos podridas, buscando conseguir objetos que no merecían. Eso eran los clientes categoría "S", gente que ya había acumulado todo el poder que el mundo terrenal tenía para ofrecer y buscaban algo más. Algo que les diera el confort de que en otra vida seguirían siendo superiores, seguirían siendo lo más alto de la cadena alimenticia. Se preguntó quién estaría ahí, esperándolo, y que es lo que tendría que hacer para demostrar su valía. Todos aquellos que tenían el dinero y poder suficiente, disfrutaban de poner a prueba en reiteradas ocasiones a quienes contrataban. Algunos creían que era por una cuestión de saber que estaban apostando su dinero al caballo ganador, pero Balder sabía que no era así. Era una manera de desprecio, el lenguaje de los poderosos para decir "Sé que tenés un don, sé que tenés una habilidad, pero yo tengo dinero, por ende tengo poder". Nina había logrado conseguirle un cliente clase A como primer trabajo. Un trabajo sucio y difícil, pero necesario para acelerar los tiempos de Balder. Usualmente, las agencias como ella enviaban a los nuevos con clientes categoría C, luego categoría B, finalmente A y luego unos pocos, muy pocos llegaban a la categoría S. La Categoría C eran los nuevos, aquellos que aspiraban llegar a la clase alta y buscaban algo de "Verdadera Magia" para protegerse, para sentirse seguros mientras buscaban ascender en la escalera. La Categoría B ya habían subido y buscaban protección de aquellos que estaban por debajo de ellos y también evitar ser aplastados por la categoría que estaba arriba suyo. La Categoría A, usualmente eran aquellos que eran acosados por el precio que tenían que pagar por haber llegado hasta ahí. Toda fortuna se consigue mediante el saqueo, y en algunos casos los perjudicados lograban vengarse. El primer caso, era el mejor ejemplo de lo que era una venganza. Había sufrido en poco tiempo la perdida de su árbol familiar. Sus hijos, sobrinos y nietos, todos ellos, murieron en situaciones extrañas, complicadas de justificar y el único motivo por el cual los medios de comunicación no hablaron de eso fue porque sus amigos lo cubrieron. Solamente salió a la luz la muerte de su hijo mayor, supuestamente por accidente automovilístico. No hubo ningún medio de comunicación que cubriera a los mellizos de tres años descuartizados, o a la sobrina favorita con la cara desfigurada y el cuerpo separado bañado en ácido. Al entender la razón de la desgracia y sintiéndose el siguiente, contrató la ayuda de dos ocultistas y ambos fracasaron perdiendo su vida en el intento. Pero Balder no era cualquier ocultista y aunque le costó mucho esfuerzo luchar contra un espíritu tan vil y poderoso, logró hacerlo sin tener que utilizar La Oscuridad. El hombre se rindió en elogios y se encargó de recorrer el rumor del "Ocultista Rubio" que era capaz de lograr "Cualquier Cosa" Y eso es lo que buscaba su segundo cliente, quien había amasado una fortuna a base de matar y torturar gente, sin saber que una de sus víctimas tenía una hermana lo suficientemente poderosa y enojada como para sacrificar su vida y lograr así una maldición sobre su mujer, enfermándola, matándola y convirtiéndola en un espíritu que acechaba el hogar del hombre, logrando torturarlo de una manera que perdió el control de su organización. Antes de encontrar la ruina total, completamente desbordado y entregado a la locura, se decidió en invertir lo que le quedaba en poder salvar el espíritu de su mujer. Fue en ese entonces que Balder llegó a su lado, y encontró en ese hombre desesperado la sombra de lo que había sido un monstruo, y él no tenía compasión para los monstruos. Lo obligó a presenciar la lucha contra ella, o la entidad que se hacía pasar por ella. Fue en esa lucha que el espíritu pidió la ayuda de su viudo y obviamente él se la otorgó, por lo que Balder tuvo el justificativo para matarlo, ya que eran ellos dos o él. Expresó todo en el informe y dejó en claro que si bien "Él podía hacer cualquier cosa" eso no significaba seguridad para aquellos que habían cavado su propia fosa. Nina se quejó al leer el informe, pero fue una pequeña queja. Solamente ella sabía el verdadero poder de Balder y que "El Incidente ocasionado" era algo que podría haberse prevenido. Esas únicas apariciones llamó la atención de las altas esferas y finalmente llegó lo que él ansiaba, una invitación para realizar un trabajo. Ese tipo de clientes no se mostraba hasta último momento, eran precavidos y astutos. Habían aprendido con la caída de las grandes familias que era mejor no ostentar el poder, sino explotarlo desde las sombras. El mes era octubre y la celebración del mercado negro estaba a semanas, por lo que Balder creía que el trabajo estaba involucrado con gente que sabía quienes eran los que ordenaron la muerte de Frederick. Era una esperanza pequeña, pero toda la vida se había alimentado de eso. El tren anunció su salida y empezó a moverse lentamente cuando la puerta de su compartimiento se abrió y una mujer de pelo negro, menudita de mirada fuerte, vestida con un abrigo de leopardo apareció frente a él. Olía a perfume y cigarrillos. —¿Te molesta si me siento? —No —mintió Balder, que sabía no había sido casualidad que esa mujer con esos ojos negros eligiera sentarse a su lado. Ella dejó el bolso a un costado, y se sentó. Balder la miró de reojo, había algo llamativo en esa mujer que debía estar entrando en sus cincuenta, pero que aún parecía tener la actitud de alguien más joven. —¿Qué estás leyendo? —Un relato que escribió un amigo —respondió Balder, intentando no sonar brusco, pero dándole a entender a esa mujer que no tenía intenciones de conversar en las horas que quedaran de viaje. Pareció entenderlo ya que sacó unos auriculares y empezó a mirar por la ventana, actuando como si Balder no existiera.
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