Imagen de portadaImagen de perfil
Seguir

Hernan Montenegro

Escritura y literatura
Invitame un Cafecito

La Sangre de Abraxas (Parte II)

Cargando imagen
En la habitación eran doce, a pesar de que Balder tenía el número 13. Eso significaba que uno de los que había llegado a la mansión se había desviado en el camino. Todos sentados en lo que parecía ser el centro de una habitación que tenía dos escaleras a los costados que llevaban a una puerta. Dos de ellos, que eran muy charlatanes, comentaban los ruidos, pero a juzgar por sus anécdotas ninguno había tenido que pasar la prueba del impostor. Eso solo le había tocado a él, se preguntó el motivo, tal vez sabían un poco de él, tal vez era por el hecho de haber estado mirando en varias direcciones o únicamente porque Marian lo pidió. A pesar del desagrado que le provocaron los hombres que hablaban su confianza podía significar que eran hábiles y fuertes. A diferencia de tres integrantes que se encontraban sentados, aferrándose a sus herramientas de manera nerviosa. En total había cuatro mujeres, seis hombres contando a Balder, y dos personas completamente cubiertas en mantos negros, de los cuales no podía discernir que eran. Estaban completamente anulados al resto, una técnica utilizada para protegerse lo máximo posible de todo tipo de amenaza. Estas eran las grandes ligas, pensó. En este lugar todos ellos, hasta los más débiles son capaces de causar mucho daño a un indefenso, e inclusive podrían ser una pequeña amenaza para una familia de magos; sin embargo, acá estaban, buscando una audición para poder asistir al mercado negro, ya que sin ellos jamás podrían conocer su ubicación. La puerta del vestíbulo se abrió y un hombre de pelo negro, delgado y pálido ingresó. —Buenas noches, gracias por venir —saludó el hombre. Lamentablemente, solo necesitamos siete guardaespaldas para el mercado negro. Así que lo haremos muy sencillo. Muchos se levantaron de sus asientos al escuchar esto y todos se llevaron sus herramientas a las manos. Era entendible, el tono daba a entender que tenían que matarse los unos a los otros. Balder no perdió tiempo en preocuparse por los que estaban a su alrededor y empezó a sentir una energía que provenía del centro de la habitación. —Por lo tanto, aquellos que logren sobrevivir a nuestro invitado especial, serán seleccionados. Resistan como puedan, hasta que sean siete y serán bienvenidos a nuestra familia. El hombre se retiró y bajo los pies de algunos integrantes brilló una luz roja, ahí entendieron que estaban de pie sobre un círculo de invocación y de allí salió una criatura de la cual había escuchado hablar, pero jamás había visto cara a cara. La criatura tenía tres rostros, un cuerpo alargado y deforme, manos y pies deformados en forma de patas afiladas. Y de un giro rápido logró atrapar al más lento que no había podido salir de su alcance. Lo apretó con fuerza y contempló al pequeño hombrecito vomitar sangre, mientras sus huesos se destrozaban y quedaba completamente destruido. Era una especie de quimera, pensó Balder. Una criatura muy difícil de crear y aún más difícil de controlar. Uno de los charlatanes apuntó con su cetro y lanzó una ráfaga de energía brutal que impactó contra la criatura logrando que esta se caiga. Pareció ser una fórmula lo bastante efectiva, pero que no estaba a la altura para neutralizar tal amenaza. El charlatán lo sabía, porque no se acercó, sino que empezó a murmurar unas palabras, que interpretó servían para poder tener otra descarga. Una de las figuras encubiertas se acercó para observar a la quimera y esta aprovechó para agarrarlo con una velocidad animal y devorar la mitad de su cuerpo. Ya eran diez, y muchos subían las escaleras o buscaban escapar, Balder se quedó en su lugar, al igual que los dos charlatanes y otra de las figuras encapuchadas. Los cuatro contemplaron a la bestia incorporarse y vieron como en un rápido intento buscó venganza contra su atacante, este lo esquivo a gran velocidad y el resto del cuerpo de la bestia buscó atacar al otro hombre de sorpresa, pero este se mantuvo en su lugar y de su pecho brilló una luz verde que emitió un círculo que no solo lo protegió del ataque, sino que logró lastimar a la criatura que se giró desesperada y remató su ataque para ser nuevamente lastimada. Luego de ese ataque fallido decidió ir por las escaleras y buscó devorar a una de las mujeres, está que murmuraba lo que parecía una canción gritó y la criatura retrocedió por un instante, embestida por tal poder, pero luego volvió al ataque logrando lastimar de muerte a la mujer, quitándole su brazo derecho, haciendo que caiga por la escalera y haga tropezar a uno de los hombres, que desprovisto de su artefacto no logró hacer nada para evitar la mano que recubrió su cabeza, rompiéndola como si se tratara de un pedazo de papel. Ya eran ocho, así que Balder se movió con rapidez ante la figura cubierta por la túnica y usó su cadena para rasgar la tela, dejando a la vista un hombre de anteojos que tenía un amuleto color rojo, y un cetro que brillaba con la misma intensidad. La cadena giró alrededor de su cuello, sin asfixiarlo. —Asumo que vos no contas, así que ya somos siete. Decile a la quimera que se detenga. —¿Qué? —Me cansé de los trucos, decile que se detenga o asumo que tengo que matarte para que seamos siete y tu jefe tome cartas en el asunto. La quimera al escuchar esto se paralizó y se acercó sigilosamente a Balder. —No estoy mintiendo, no tengo miedo de enfrentarme a la criatura, te puedo matar y probar mi suerte o haces las cosas bien y la sacas de este lugar. Ahora. —¿Cómo? —Vamos a hablar una vez me obedezcas. El hombre asintió y con un ligero movimiento el círculo rojo volvió a brillar y la quimera desapareció. —¿Cómo te diste cuenta? —Una quimera no es una criatura que traes a este plano y podés ser tan descuidado de irte. Sospeche desde un principio que tendría que haber algún infiltrado cuando eligieron semejante bestia para la prueba —dijo Balder— Me desconcertó que hubiera dos que tuvieran un velo. Pensé por un instante que era por protección, luego cuando el primero murió, entendí que debía usarlo por miedo, entonces me enfoqué en la bestia, pero luego cuando atacó dos veces al mismo hombre, a pesar de que estabas cerca, ahí entendí mejor la situación. El punto final fue cuando falló al segundo ataque, fue a las escaleras. Seguías siendo el más cercano, y no habías hecho ningún ataque para que te tenga miedo como a ellos dos. Entonces fue sencillo de entender. —Bravo —dijo una voz desde un parlante en la habitación—Jamás nadie había logrado superar esta prueba de esa forma. Mis más sinceras felicitaciones señor 13. Y al resto de ustedes que aún continúan con vida, si siguen deseando este trabajo. Le damos la bienvenida.
Ver más