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Las Ruinas Circulares (Parte I)
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A las pocas semanas de lo que sucedió en la subasta, August Abraxas le dijo a Balder que ya no necesitaría de sus servicios.
Le comentó que luego de lo que había pasado, la balanza de poder estaba desequilibrada y que tardaría un tiempo en equilibrarse, que hasta entonces, costear el servicio de un agente como Balder era algo innecesario dado el costo.
Balder aceptó la decisión sin ningún tipo de reclamo, aunque la noticia lo tomó por sorpresa, y abandonó la gran casa de los Abraxas, a pesar de que Marianne le pidió que se quedara con ella, que ella sí podía costear su compañía y cuando se negó en reiteradas ocasiones, le pidió que lo hiciera por ella.
Pensó por un instante en acceder, se había encariñado con Marianne, y le gustaba como jamás le había gustado a otra mujer.
Se rehusó únicamente porque sabía de la astucia de su padre, y si él terminó con el contrato, sabía que era porque lo quería fuera de su casa y de su círculo cercano.
No quería enemistarse con August, menos después de ver que su poder era algo más que su inteligencia.
El día de la subasta le demostró que el apellido Abraxas, era más que un nombre antiguo. Debía alejarse y esperar pacientemente que se volviera a presentar la oportunidad de trabajar a su lado, aunque sentía que ese horizonte aún estaba muy lejos.
Llamó a Nina y le comentó la situación, y ella le respondió que estaba con mucho trabajo, que todo era un caos y que esperara su llamado.
Fue entonces que Balder decidió hospedarse en un hotel y se dedicó a meditar y conversar con la entidad que vivía en el anillo.
Después de un mes sin noticia alguna sobre Nina, decidió ir a visitarla sin ningún tipo de aviso. Un poco por miedo a que ella decidiera no volver a verlo por algún temor infundado por Abraxas y otro poco porque si algo le había sucedido y alguien habitaba su hogar, quería tomarle por sorpresa.
Llegó al viejo barrio, que seguía como si el paso del tiempo no fuera capaz de cambiar nada de ese triste paisaje y caminó sin ningún tipo de imprevisto hasta la casa de la mujer.
Todo parecía estar en orden así que golpeó y esperó con tranquilidad.
—¡Balder! —dijo la mujer al abrirle la puerta, su rostro mostraba señales de agotamiento— ¿Qué haces acá?
—Esperé tu llamado, jamás llamaste así que vine para saber que aún estabas con vida.
—Sigo con vida, bah si puede llamarse vida a lo que estoy viviendo.
—¿Qué estás viviendo?
—Jornadas de explotación laboral —respondió con una ligera sonrisa—. Todo por culpa tuya claro está.
—¿Culpa mía?
—Lo que pasó en la subasta. Estuve mucho tiempo trabajando sin parar, porque los miembros de las familias afectadas quedaron muy asustados, así que empezaron a reclutar sin importar el estatus de la persona. Hace relativamente poco dejó de sonar el teléfono, parece ser que ya están comenzando los periodos de pruebas.
—Qué extraño. A mí a las pocas semanas August Abraxas me despidió, me dijo que mis servicios ya no serían necesarios.
—Y tiene razón. ¿De qué le sirve a él tenerte a su lado si tiene en su cartera a ocultistas que serán capaces de lidiar con estos amateurs? Te conseguí un buen sueldo, no eras barato Balder.
—No me creo ni por un segundo que me dejara ir por un tema de dinero —dijo Balder molesto—sospechó algo seguramente.
—Para mí, más allá del sueldo, August Abraxas es alguien muy pragmático. Si no te considera útil para tener cerca, te deja ir, así de sencillo.
—Ese día, en la subasta. Utilicé los poderes del anillo, fue un encuentro más difícil de lo que esperaba. Por un instante pensé en utilizarla, pero me contuve.
—¿Y?
—Nada me dice que él no pudiera ver algo, tal vez leer mi mente.
—Te estás preocupando demasiado.
—Puede ser —dijo Balder y se sentó.
Nina fue a la cocina y volvió con una botella de vino.
—Imagino que es mejor esto que café por esta ocasión.
—Imaginaste bien.
Llenó los vasos y bebieron en silencio.
No compartían un momento así desde hace años, y en ese entonces las cosas eran muy distintas. En ese entonces Frederick estaba vivo, y era lo más cercano que tenía Balder a un buen amigo. Por ende, cuando no estaban reunidos solos debatiendo los pasos a seguir, cenaba con él y con Nina que en ese momento se llamaba Violet.
—Estaba pensando en tomarme unas pequeñas vacaciones —dijo Nina, y rellenó su vaso—. Me lo merezco después del caos que fue esto, además del caos, fue una buena ganancia y el dinero hay que gastarlo o corrompe el alma.
—¿A dónde querés ir de vacaciones? —preguntó Balder.
—Ya sabés dónde quiero ir.
—¿Y por qué ahora?
—Por lo que sucedió en la subasta. Tal vez ya no sea peligroso ir ahí.
—Él no se encuentra en ese lugar. Te arriesgas por nada Nina. No era buena idea ir antes, no es buena idea ir ahora.
—Sé que él no está. Se que ninguno de ellos lo está, pero es algo que me gustaría hacer. ¿Toda tu vida viviste para cumplir propósitos Balder? ¿Nunca te dejaste llevar por un instante por algo que de verdad desearás?
Al escuchar esto Balder pensó en Marianne, en su sonrisa y en cómo fumaba. Tomó un largo sorbo de vino y contempló a Nina.
Entendía su deseo por ir a contemplar el lugar, pero no podía arriesgarse a perderla. Era su nexo con el mundo de las familias, y además su única amiga.
—Ese sujeto que atacó a la subasta, estoy seguro que es de la misma organización que destruyó a mi familia. Luego de lo que sucedió ahí, debe estar débil, debe estar reagrupandose es mi única oportunidad de ir.
—Lo entiendo —dijo Balder, y puso su mano en el hombro de Nina— Iremos juntos.
—¿Qué?
—No voy a dejarte que vayas sola. Es peligroso.
—¿No me escuchaste?
—Te escuché fuerte y claro —dijo Balder mirando a Nina a los ojos—. Quienes destruyeron a tu familia siguen los mismos patrones que aquellos que piden tus servicios. No creas ni por un momento que lo que sucedió en la subasta hará que esa persona se quede lamiendo sus heridas, seguramente está viendo cómo mejorar sus planes, como ampliar su poder. Y si en lo que queda de esa casa, existe la más remota oportunidad de brindarle una ventaja, créeme que estás en peligro si vas sola.
—Balder…
—Además estoy desempleado y mi agente se toma vacaciones. ¿Qué más voy a hacer? —preguntó con una sonrisa.
—Seguro tenés mejores cosas que hacer que verme llorar.
—Lamentablemente no. Por mucho tiempo caminé errante buscando la salida a mi condición, y jamás avancé tanto como las últimas semanas con August Abraxas. Estoy seguro que si existe una solución para mí, está conectada a esa familia, así que puedo esperar.
—Esperar y asegurarte que la delirante de tu agente no sea asesinada por hacer una peregrinación. ¿Correcto?
—Correcto.
—Marianne vino a verme—comentó Nina mirando a los ojos de Balder—.¿Lo sabías?
—No.
—Fue hace poco, al igual que vos vino sin avisar. Estaba bastante molesta por todo este asunto de tu desvinculación.
—Me imagino.
—Casi me mata.
—¿Qué?
—Se enojó cuando le dije que no tenía manera de comunicarme con vos.
—Pero eso es verdad.
—Marianne es una mujer caprichosa, obtiene todo lo que quiere y en este mundo sabe que todos tienen un plan B. Me costó explicarle que no tenía un plan B con vos, porque siempre es mejor tenerte lejos.
—¿Te lastimó?
—No. Pero si quería matarme lo hubiera hecho, creo que la detuvo el hecho de que soy la única persona que te conoce desde hace más tiempo.
—Desde ya perdón por lo que te sucedió.
—Gajes del oficio, no fue la primera ni será la última que me amenazan. Aunque si fue la primera vez que vino alguien por un asunto de amor —dijo Nina maliciosa.
Balder la ignoró y se levantó de la silla, dirigiéndose hacía la puerta.
—Sacá los pasajes y vení al hotel a buscarme.
—¿Ya?
—Mientras antes mejor —dijo Balder y la saludó con un beso en la mejilla antes de retirarse.
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