Rosa Márquez, licenciada en Comunicación y master en Periodismo, guionista y directora de documentales, y Marta Jaenes, periodista, reportera y también guionista y directora, presentan este libro valiente, desgarrador, doloroso, que relata una realidad ineludible: la persistencia de distintas formas de violencia contra las mujeres. Con una cantidad importante de testimonios de mujeres de diversas partes del mundo, este ensayo permite visualizar y reafirmar cuánto falta por recorrer en pos de una verdadera igualdad de género, pero también cuánto se ha avanzado y cómo pese al resurgimiento de sectores reaccionarios en la política, la prensa, la justicia y las religiones, el movimiento feminista continúa adelante luchando por la eliminación de toda forma de violencia machista. El libro busca desmontar mitos que se han construido alrededor de la figura del violador, así como el tratamiento que a estos sujetos se les da desde los medios de comunicación, ya sean noticias que hacen del crimen cometido un espectáculo, o a través del cine que construye una imagen amable de terribles asesinos como Bundy u otros. El mundo del porno y su representación de fantasías violentas, la cuestión del sexting, la llamada pornovenganza o el prontuario de personajes como Weinstein o Plácido Domingo también forman parte de las páginas de este libro que realmente creo que todo el mundo debería leer. Tenemos que tomar conciencia, desnaturalizar prácticas que tenemos internalizadas y aprender a ponernos en el lugar del otro (o de la otra en estos casos). He tenido la suerte de tratar de cuestionar todo desde que era muy chico, y afortunadamente eso, más las experiencias posteriores me ayudaron a ver la realidad de una manera un poco diferente. Aun así sé que soy, al igual que todos, parte de una realidad machista, y por lo tanto tengo actitudes o pensamientos machistas contra los que lucho a diario. Este libro ayuda y mucho para reafirmar la lucha interna que cada uno tiene que llevar adelante, o para reconducirla si es que se ha perdido el rumbo. Es desesperanzador el grado de violencia que sigue existiendo en muchísimos ámbitos, desde el laboral hasta en la pareja, pero hay que celebrar que al menos hoy estamos discutiendo estas cosas. Falta mucho, pero falta mucho menos también. PD: siempre me resulta muy triste enterarme de los crímenes que sufren tantas mujeres, al igual que los comentarios cargados de odio contra el feminismo, y mucho peor aún cuando estos surgen de algunas mujeres incapaces de reconocer la violencia en la que están sumergidas (todos lo estamos), así como de lo importante y necesaria que es la tarea que el movimiento feminista viene realizando desde hace muchísimos años.