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El misterio del cuarto amarillo (1908). (Pequeño homenaje a Vilma García).

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Bueno, en este escrito hablaré de dos temas a la vez, muy relacionados entre sí. Obviamente quiero hablar sobre el libro de Gastón Leroux, que es uno de mis favoritos, pero antes de entrar en él quiero dedicar unas palabras a una profesora que me escuchó, me acompañó en momentos difíciles, y a quien quise mucho. Su nombre fue Vilma García, profesora de Lengua en la Escuela Técnica a la cual asistí, y donde finalicé la secundaria. No tuve la suerte de que fuera mi profesora durante mucho tiempo, pero aquellos pocos años bastaron para que se forjara entre nosotros una relación muy especial. Fue una de las poquísimas personas que confió en mí, y me hizo creer que podía lograr algunas cosas si me lo proponía. Fueron años muy duros para mí en lo personal. Atravesaba una complicada situación en mi casa, y sentía que todo estaba perdido. Esto último apenas ha cambiado, por cierto, pero me duele menos. Esta profesora me alentó a participar de un certamen de literatura y matemática al que hasta ese momento me negaba ingresar. Terminé ganando un premio nacional. Fue una experiencia inolvidable, cuya ceremonia de premiación se llevó a cabo en la provincia de Córdoba. Recuerdo que viajamos a aquella provincia un par de profesoras -Vilma fue una de ellas- y tuvimos muy agradables charlas durante las horas que duró la travesía. Nada hacía sospechar entonces que le quedaban pocos meses de vida. Cuando ella falleció, una de las cosas que más me pesaron fue la de haber pasado tantas veces por su casa y no haberme atrevido nunca a tocar el timbre. Igualmente me queda el consuelo de tantas charlas, y del cariño que, creo, supo que le tuve. Más allá de esto, la profesora Vilma fue fundamental para mí porque me prestó varios libros, incluyendo al más importante de todos, el Quijote, sobre el cual no sé si alguna vez me atreveré a escribir algo. Otro libro que recuerdo muy bien, es el que motiva estas palabras, "El misterio del cuarto amarillo". Creo que hasta el momento en el que escribo esto, me animo a afirmar que es la mejor novela policial que he leído. No es poca cosa. Cuenta la historia de un misterio absolutamente inexplicable: en un castillo antiguo una mujer fue atacada y casi asesinada tras encerrarse en su habitación a la hora de dormir. La puerta fue echada abajo por varias personas, incluyendo al padre de Mathilde, la mujer atacada, a quien encuentran malherida en el suelo. Pero hete aquí que el cuarto tiene solamente una puerta y una muy pequeña ventana con rejas, pero el asesino no se encuentra allí. ¿Por dónde se escapó? Este es el gran misterio: el asesino parece haberse esfumado. El gran protagonista de la historia es un periodista a quien apodan Rouletabille, un joven de 18 años con una extraordinaria inteligencia, y quien irá desentrañando el misterio poco a poco. Hay de todo en esta maravillosa novela: un asesino que no aparece, traiciones amorosas, extorsión, hurtos, pistas falsas y muchos personajes muy particulares. Es una novela tan buena, que seguramente mis palabras no le harán justicia, pero quiero decir que todo el mundo debería leerla, disfrutar del viaje que representa, y deslumbrarse con su sorprendente final. PD: cuando le devolví el libro a la profesora, quise comprárselo, pero no fue posible. Muchos años después, finalmente me compré un ejemplar en una librería. Lo terminé regalando. Es que, insisto, todo el mundo debería leerlo. PD 2: la novela tiene una continuación, El perfume de la dama de negro, que tengo que leer algún día.
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