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Felicidades (2000) Un ida y vuelta de historias sin final

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Hoy, mientras escribo esto, es justamente 24 de diciembre, el mismo día en el que transcurre la acción de esta película de Lucho Bender, que por cierto es su único largometraje. Llegué a ella por la recomendación de una chica en redes sociales, y la verdad que no me pareció que mereciera tantos elogios como los que ella vertió en su comentario. Hay varias películas que tienen el mismo problema que se presenta aquí, y trataré de explicarlo de la mejor manera posible. Cuando una película cuenta varias historias en paralelo se encuentra ante el desafío de darle medianamente una resolución a cada conflicto que se presenta, y si bien es cierto que muchos filmes tienen finales abiertos, abusar de ello no resulta de mi agrado. Ese es el principal problema que tiene "Felicidades". Veamos de qué se trata. Como dije, son varias historias. Una de ellas es la de Rodolfo (Pablo Cedrón), un médico de guardia en un hospital, que en un receso sale de su lugar de trabajo y se encuentra de manera fortuita en una librería con una mujer que le resulta atractiva y con la cual entabla una conversación. Caminando tras salir del local, la conversación continúa, pero se ve interrumpida por la aparición de Héctor (Marcelo Mazzarello), un hombre discapacitado que pide dinero en la calle y solicita el auxilio de Rodolfo. Otra historia es la de Julio (Gastón Pauls), quien busca desesperadamente un regalo para su hijo, pero constantes peripecias lo retrasan: no encuentra el regalo que prometiera al niño, lo llevan como testigo a un allanamiento, y finalmente tiene que acompañar a un señor mayor, que también fue requerido por el operativo policial, a un hospital ya que no se siente bien. Por otro lado está Juanchi (Luis Machín), el cual asiste a una fiesta en la ciudad de Rosario y tiene que llegar con urgencia hasta el aeropuerto para viajar a Buenos Aires. La imposibilidad de conseguir quién lo pueda llevar lo hace viajar con el cómico contratado para la fiesta (Carlos Belloso), un hombre parlanchín e irritante. Un desvío en la ruta los lleva hasta un camino rural en el que se pierden, y para colmo de males el auto se queda sin combustible en medio de la nada. Pienso que el punto flojo de la película es la dificultad para darle una resolución a los problemas que aparecen en cada historia. Así por ejemplo uno de los hombres en medio del campo (el humorista) se queda allí abandonado a su suerte hasta el final, porque Juanchi decide ir a buscar combustible y ya no regresa. Héctor retrasa a Rodolfo pidiéndole un favor tras otro y teniendo charlas sobre temas triviales que le hacen perder mucho tiempo (y que al observador también le genera la sensación de incomodidad o de quietud. Al menos es lo que me pasó a mí); Julio, ya en el departamento está obligado a presenciar todo el allanamiento policial y el saqueo que los agentes realizan en el lugar; Rodolfo, por su parte, una vez que logra librarse de Héctor, va hasta la casa de Laura, la mujer con quien había estado conversando, y allí ocurre otro problema que tampoco encuentra solución. No me gustó, para redondear. Creo que pudo haber sido una buena película, pero le faltó una vuelta de rosca que pudiera cerrar mejor las historias. No obstante lo dicho, hay personas a quienes puede haberles gustado, lo cual no hace más que confirmar nuevamente aquello de que sobre gustos no hay nada escrito, o de que para ello se hicieron los colores. PD: uno de los oficiales que realiza el allanamiento es nada menos que Cacho Castaña, con una actuación más que correcta. PD 2: Pablo Cedrón fue una persona genial, con muchísimos talentos más allá del actoral. En cada entrevista parecía demostrar su condición de buena persona. Por esta razón, cuando veía el abuso al que era sometido su personaje por el de Héctor, pensaba que si esto le hubiese pasado en la vida real a Pablo Cedrón, quizá hubiese actuado de la misma forma. PD 3: la película comienza mostrando una fiesta, como dije antes. Allí también hay un par de temas que se quedan sin resolver. Olvidé mencionarlo antes. PD 4: el director, Lucho Bender, falleció en 2004 sin poder llegar a concretar su segundo largometraje.
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