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La verdad desnuda (1996) Un excelente drama legal
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Las películas judiciales son aquellas en las que se puede ver un juicio o parte de él, los argumentos de los abogados, el fiscal, el debate del jurado, la sentencia, etc. Hay una enorme cantidad de ellas.
La espetacular "Causa Justa", sobre la que escribí el otro día (y que como verán, no puedo sacar de mi mente todavía) es también una película judicial en cierta medida, aunque no se muestra el juicio hasta el final de la misma, pero toda la trama gira en torno a la búsqueda de pruebas o testimonios para resolver un caso. Hay policiales, comedias y películas de terror que incluyen una trama judicial también.
En este caso, la película que nos ocupa es todo un clásico de este género, protagonizada por Richard Gere, Edward Norton y Laura Linney en los roles principales. Cabe mencionar que el título original es "Primal Fear", como la novela en la que se basa, escrita por William Diehl, y que en América Latina se conoce también como "La raíz del miedo", y que fue dirigida por Gregory Hoblit.
Se trata del juicio al único sospechoso del asesinato del arzobispo Rushman (interpretado por Stanley Anderson), el cual es un monaguillo llamado Aaron Stampler (Norton), contra quien hay evidencia más que suficiente para hallarlo culpable: huyó de la escena del crimen con sus ropas manchadas de sangre de la víctima; sus huellas estaban en el arma homicida y sus pisadas ensangrentadas mostraban el camino recorrido.
Sólo faltaba encontrar el móvil del asesinato. En ese momento entra en escena el abogado Martin Vail, un mediático legista que interviene en casos de renombre y al cual le encanta ser el centro de atención y estar frente a las cámaras. Vail (Gere) es el único que parece estar convencido de la inocencia de Stampler, y hará todo lo posible por lograr su absolución.
Hay una importante subtrama que se va revelando poco a poco sobre abusos, corrupción y encubrimientos varios, en la que están involucrados no sólo el fallecido arzobispo, sino también importantes funcionarios, incluyendo al fiscal del Estado, John Shaughnessy (interpretado por John Mahoney).
Como contraparte de Vail aparece la fiscal Janet Venable (gran actuación de Laura Linney), la cual como acusadora expone ante el jurado todas las pruebas que incriminan a Stampler.
Hay en toda la película un juego de dualidades muy bien escrito, y antes de entrar en detalles quiero mencionar que esta película en España se conoce como "Las dos caras de la verdad", el cual me parece muy acertado, incluso más que las traducciones para América Latina.
Todos los personajes en esta historia se muestran duales: Vail, el abogado defensor, se muestra como un hombre que anhela justicia, cuando en realidad lo único que quiere es fama y dinero, y ganar sus casos valiéndose de cualquier recurso. Shaughnessy, el fiscal del Estado, tampoco persigue justicia, sino más bien venganza, exigiendo la pena de muerte para Stampler; a su vez él tiene una oscura vinculación con el arzobispo asesinado. Venable se enfrenta igualmente a una situación de dualidad: por un lado quiere lograr la condena de Stampler, porque eso asegurará su futuro como fiscal, pero a la vez tiene una historia con Vail, su antiguo compañero de trabajo, por lo que todo se torna una competencia personal entre ambos. El arzobispo Rushman tampoco queda a salvo de esta naturaleza escindida: públicamente se lo veía como un hombre de Dios, preocupado por los pobres, solidario, etc., pero tras esa fachada se encontraba un hombre que cometía delitos aberrantes con los jóvenes que llegaban a él en busca de ayuda (modo ironía activado: algo que por supuesto no tiene absolutamente nada que ver con la realidad).
Y finalmente la dualidad principal: la del joven Aaron Stampler, que se revelará como trascendental, y clave para explicar lo ocurrido cuando se produjo el ataque al arzobispo.
Esta película, que fue el debut cinematográfico de Edward Norton, logró una importante taquilla y obtuvo muy buenas críticas por parte del periodismo especializado. Yo particularmente la vi siendo muy chico (claramente no tenía la edad para comprender mucho de lo que pasaba, aunque sí comprendí el final, aunque sea a medias), y luego siendo ya más grande volví a mirarla pudiendo recién entonces admirarla en todo su esplendor.
Es un clásico que no se debe dejar pasar. A mirarlo.
PD: la dupla Gere-Linney trabajó también en una película sobre el Hombre Polilla (que no es un superhéroe, por cierto), que también me gustó mucho y sobre la cual escribiré pronto.
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