Comienzo diciendo que no me fue fácil la lectura de esta novela. El rol de la mujer en aquella época, junto a lo que era considerado socialmente aceptable me resultó bastante irritante por momentos. Luego ampliaré más esta idea. Por ahora veamos la trama. Gira alrededor de Elizabeth, la segunda de las cinco hijas del matrimonio Bennet. Todas estas chicas, la mayor de las cuales tiene 23 años y la menor solamente 16 son consideradas casaderas. Incluso para la época, la edad de Jane, la mayor era considerada al límite de lo aceptable para que una joven contrajera matrimonio. El tema del casamiento es central, puesto que toda la trama se desarrolla a partir de esa premisa. Incluso en la primera oración de la novela ya se menciona esta cuestión, puesto que el matrimonio era visto como lo único a lo cual una mujer podía aspirar. La familia Bennet gozaba de cierto nivel económico, pero muy lejos de ser considerados miembros de la alta sociedad. Por otra parte, de acuerdo a las leyes de la época, al no contar con un hijo varón, todos los bienes de la familia serían heredados por un sobrino, el señor Collins, de manera que las jóvenes perderían su hogar. Todo eso contribuye a la prisa de la señora Bennet por conseguir pretendiente para todas sus hijas. Sus deseos parecen verse cumplidos cuando el propio señor Collins manifieste sus deseos de contraer matrimonio con su prima Elizabeth, aunque ella lo rechaza, para descontento de la señora Bennet. Posteriormente aparecen en escena los señores Bingley y Darcy, ambos con una importante fortuna y por lo tanto muy deseables para las aspiraciones de la madre de la protagonista, pero también hace su aparición el oficial Wickham, un joven muy apuesto y amable que pronto se gana la simpatía de cuantos tratan con él, incluyendo por supuesto a las jóvenes Bennet. Luego iremos conociendo más de la personalidad y la historia de cada uno de los protagonistas, haciendo que le tomemos cariño o sintamos rechazo por cada uno en diferentes momentos, a medida que se van revelando hechos que explican el carácter de cada uno. Estos cambios de parecer que experimenta tanto el lector como los personajes, me parece de lo más destacable de toda la narración. Como dije al principio, no me gustó mucho lo que respecta al rol de la mujer en la sociedad de la época, pero por supuesto los tiempos cambian. Evidentemente la cuestión material revestía una importancia crucial, lo cual hacía que los sentimientos pasaran a un segundo plano (aunque a decir verdad esto no ha cambiado sustancialmente). Por otra parte, lo que hace a ciertos comportamientos revelan una rigidez en las costumbres que a ojos de hoy resulta un tanto sorprendente. Muchas actitudes no eran bien vistas en las mujeres por entonces, como reír demasiado o expresar abiertamente lo que pensaban, lo cual parecía estar permitido sólo para mujeres de un gran poder adquisitivo. Igualmente lo que hace a uniones matrimoniales entre personas de diferente posición social, las mismas eran consideradas una ofensa para la persona de posición más acomodada. Sin embargo haciendo una lectura entre líneas puede advertirse en estas descripciones que hace la autora, una crítica a estas costumbres con las que evidentemente no coincidía. Esto se hace explícito en algunos momentos, por ejemplo cuando el padre de las chicas menciona su rechazo a la imposibilidad de que las mujeres hereden los bienes de sus padres. Hay también espacio para el humor, aunque en muy pequeñas dosis, principalmente cuando se describe el carácter y las costumbres tanto del señor Bennet (que es muy sarcástico en los comentarios que hace a su mujer y a sus hijas) como del señor Collins, siendo este último un personaje bastante ridículo. En definitiva podemos decir que se trata de una historia de amor con idas y vueltas, con un trasfondo de crítica social y atravesada por otras historias que incluyen intrigas, estafas, engaños y también otras historias de amor que van apareciendo. Creo que es una buena novela, muy bien escrita, aunque no es mi género favorito, como ya dije algunas veces. De todas formas se trata de un clásico de la literatura, y aunque más no sea por eso deberíamos leerlo.