En vez de dormir, me quedé toda la noche barajando posibles respuestas. ¿Viste cuando nada de lo que pensás te cierra? Los silencios se agrandan y cada vez resulta más insoportable cortarlos con el sonido de mi voz arrojando otra queja. HARTA de tu jueguito indescifrable con un nivel calificado solo para ‘EXPERTXS’ y de mi yo más testarudo queriendo ganar dos migajas más de ego. Llega la mañana y volvés a mandar ese ‘hola’ seco, que desborda apatía por lo insulso, ese ‘hola’ cargado de compromiso en el que no se asoma ni por curiosidad algún manojo de ganas así, frío, solitario, sin un signo de admiración, y yo quiero vomitarte lo que me está ametrallando la cabeza. NADA que genere confusión, inseguridad, ansiedad o desprecio puede ser bueno. Entonces suelto por décima vez tu manía psicópata de pasarme la pelota y hacerme creer que yo soy la irresponsable emocional que te deja un visto y un “extendeme el límite de tiempo que todavía no te saco la ficha”, cuando con tu ‘hola’ raquítico, inoportuno, increíblemente caótico, sembrás una nueva excusa para que todo siga igual de insano porque sos incapaz de decirme y yo no puedo aceptar que, en realidad, ya fue, ya fue todo.