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José Pablo López

Escritura y literatura
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Sospechas y certezas

Sospecho que es la lluvia, o tal vez un elfo ocioso y aburrido, la que aprovecha la opaca luminosidad de un cielo encapotado para sembrar un aroma tristón a distancias y ausencias. Lo cierto es que ráfagas de nostalgia se cuelan por rendijas invisibles y anidan en suspiros que reciclan esperanzas. Alguna brisa fugaz, de esas que siempre prometen volver, enrieda los pensamientos y confunde los sentidos, entretejiendo rebeldía y dignidad con amargas certezas de fracasos pasados y no pocas decepciones. Una voz sin tonos, lánguida y desprovista de eco, nos rescata, sin embargo, entre silencios y pausas de un destino que parece inevitable, irreversible y definitivo: "Aguarda, firme que amaine el vendaval, mantente firme y aguanta, estoico, la desventura. No se cosechan fresas en invierno ni naranjas en verano. Lo cierto es que hoy, como tantas veces te pienso y, como tantas veces, quisiera no pensarte. Y es que habitamos la misma geografía y, sin embargo, fatigamos Universos diferentes: en el mío te busco y te extraño desde siempre, en el tuyo no existo ni me miras. De un golpe, cierras la puerta que nunca estuvo abierta y yo inicio una nueva espera, interminable, estéril, inevitable. Aguardo, cada mañana, cautivo de aquel segundo en que tu piel se escurrió, desganada, entre mis dedos ansiosos. Y apago la luz, cada fin de jornada, esperando que regreses a buscar lo que, desde ese día, te pertenece. Quedo de pie, vulnerable, auténtico y perseverante, hasta la próxima vez, que buscaré decirte, sin palabras, lo que callo, por cobarde. Me refugio en la perseverancia que sospecho absurda, y preservo tu mirada indiferente, como única luz en una noche oscura, de silencios profundos y ausencias tangibles como martillazos. Desde antes del tiempo y hasta el final de los días, cierro los ojos y confío: es mi modo de tornear el destino, ese en el que de algún modo, compartimos. Ya amacece, una vez más y una vez más, desearía no pensarte...
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