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Mariano

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Apuntes sobre la poesía y los poetas

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La poesía es como un perro que ladra; aunque a veces aprende a morder, para recortar con palabras un trozo del mundo a su imagen y semejanza. La poesía es una moto despintada transitando por resecos matorrales. El poeta interrumpe los silencios predicando malentendidos (comúnmente llamados metáforas). La poesía es el disfraz que se pone el alma cada vez que se desnuda. El poeta ve germinar un verso en cada nueva cicatriz; payaso en decadencia que aprende a improvisar entre las sombras; radar que verifica dónde persisten anfibológicos rastros de esperanza. La poesía ama, se lamenta, llora. Poesía es la astucia temblorosa de andar siempre a la deriva. Al poeta se le puede exigir que al momento de abordar lo tangible, sea un poco menos miope que sus contemporáneos; porque cuando no ejerce su rol como es debido, termina haciendo terrorismo literario. La poesía es un pulmón de madera pudriéndose en el fondo de un lago, pero que tarde o temprano consigue emerger. Es la búsqueda difidente de quien solo anhela vaciarse de contenido; asumiendo este ejercicio como la única forma posible de liberación. El poeta deambula, mueve la cola, implora. ¿Quién le manda al poeta a andar hurgando bajo el ala del sombrero la frase nunca dicha? El poeta esparce sus ideas descabelladas sobre el mar, engañando a la palabra en la perenne víspera de un imposible. Es verdaderamente poeta cuando anda garabateando su cuaderno en medio del incendio. (O a dos metros del apocalipsis). Para el poeta es el peor de los pecados transformar la metáfora en discurso (la metáfora no busca convencer sino hechizar). La poesía busca la destitución de lo imposible. La poesía sustituye a quien está de vacaciones de sí mismo, peatonal solitaria que cada tanto visita algún turista; anhelo del bienaventurado, danzando entre ventiscas de arena. Al mismo tiempo, esqueletos fachendosos recién salidos de un sepulcro nada santo, cansados de mirar siempre de afuera, se especializan en poblar de etiquetas la poesía, tratando de explicar lo inexplicable. - Y yo sigo sin conocer ningún avión que vuele más alto que los poetas -
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