El contenido a publicar debe seguir las normas de contenido caso contrario se procederá a eliminar y suspender la cuenta.
¿Quiénes pueden ver este post?
Para crear un post para suscriptores primero debes crear un plan
Lo que nos toca en suerte
Cargando imagen
No sé si quien está leyendo estas líneas detrás de la pantalla cree en dios, alá, buda, el universo o Júpiter (el papá de Hércules). Aparentemente después de tremendo planteo existencial tendría que venir un posteo más profundo que un pozo de petróleo en Kuwait pero no, las creencias religiosas poco me importan.
Con mi papá solíamos decir que dios (o la entidad superior en la que profesa su fe cada uno) tiene un cuadernito similar al registro de una maestra de grado con dos columnas: los que se portan bien y los que se portan mal. Los primeros serán bien recibidos en el edén, los segundos tendrán que hacer una serie de pruebas de destreza como en Supermatch – el programa de los ‘90- para obtener su suite en el paraíso. Este tipo de charlas teológicas de una seriedad extrema se daban en un viaje largo en la ruta o después de un par de cervezas y algún partido importante televisado.
De un tiempo a estar parte también pienso que dios (o su deidad equivalente) tiene ratos de ocio en los que se toma alguna que otra bebida espirituosa y se divierte con juegos de azar como la loba o el póker. Tampoco me es difícil imaginar a la divinidad de turno con un bolillero que tiene sus bolillas con el nombre de articulaciones del cuerpo humano. Así…como en la lotería… mezcla y mezcla para sacar la bolilla, la toma en la mano y a viva voz grita “Espalda” y seguidamente el nombre y apellido un ser humano que aún permanece en el plano terrenal.
Pareciera ser que la diversión de estos seres no tiene consecuencias, sin embargo, al día siguiente de haber cumplido las tres décadas, quienes permanecemos respirando y bombeando sangre desde el corazón, resultamos víctimas de la jarana. Somos hechizados con una especie de varita mágica invisible que nos asigna averías en la espalda, en las rodillas o en algún otro huesecito fundamental para nuestro funcionamiento y lamentablemente, es lo que nos toca en suerte.
Otros días pienso que cuando falla el bolillero, o los lacayos están de buen humor, el ser supremo tiene un método para asignar las fallas de movilidad similar al que se usa en las clases de educación física para designar los equipos. Así, cada “colaborador” del otro plano representa a un ser de 30 de este, se ubican en fila y empiezan a decir “rodilla- espalda-tobillo- muñeca”. Adelante a la izquierda van todos los espaldas, atrás a la izquierda todos los rodillas y así sucesivamente.
Aunque no haya consumido sustancias alucinógenas, ni bebido alcohol y decidí escribir todo lo importante con minúscula para evitar herir susceptibilidades, lo cierto es que (no quiere decir que todo lo otro sea mentira), los 30 representan una imposibilidad de vuelta atrás. Porque a pesar de la dieta de tortuga a base de pasto y lechuga, la actividad física moderada y la gestión del estrés, el bolillero no se hace esperar y el sorteo de la gastritis y los problemas en los riñones, tampoco.
Ver más
Compartir
Creando imagen...
¿Estás seguro que quieres borrar este post?
Debes iniciar sesión o registrarte para comprar un plan