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Educación
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Crónicas De Una Tierra Que No Conocí

Aveces nuestras mayores inspiraciones vienen de las fuentes mas insospechadas... ¿Que me iba a imaginar yo que todo mi futuro se definiría en el momento en que mis ojos se posaron en una revista castigada por el tiempo y publicada mucho antes de mi nacimiento? Efectivamente, tanto mi vida como mi camino quedaron marcados en el momento en que tomé una "Selecciones" fechada en Febrero de 1974. Allí, en la página 111 de una impresión dañada por el uso y amarillenta por el olvido estaba la versión súper resumida de "Enemigo a las puertas, la Batalla de Stalingrado", un libro que (junto a "Auge y Caída del Tercer Reich", también leído en versión resumida en la misma revista) definiría completamente mis metas para el futuro. Simplemente quería saber mas. Como efectivamente quise saber más, me puse a leer mapas militares, encontrados en libros y revistas de hace medio siglo atrás y conseguidos gracias a la enorme pasión lectora de mi abuela paterna, a quien le debo mi amor por el mundo impreso. Y pronto pude ver como el Volga se convertía en el Dniéper, el Dniéper en el Pregel y el Pregel en el Báltico, en cuya costa se posaba una ciudad cuyo nombre despertó mi mayor y mas salvaje sentido de aventura: la ciudad de los reyes, Königsberg. La enorme ciudad de los castillos se convirtió, incluso entonces, en mi mayor obsesión... y también en la piedra de mi zapato. Absolutamente ninguno de los más de setecientos libros y revistas disponibles para mi hacía mención del tema (mucho menos ahondaba en el) y por mucho tiempo me tuve que imaginar como era la atmósfera de la gran ciudad que en algún momento Immanuel Kant supo llamar su hogar. Pero de hecho estoy feliz que la cosa haya resultado de esa manera, porque me permitió construir el rompecabezas con las piezas más diminutas, efectivamente evitando que me cegara la majestuosidad de la obra entera... y se que esto sucede, porque aún hoy hay una gran leyenda báltica que habla de una ciudad famosa, llena de castillos y grandes murallas, arte y jardines que se hundió para siempre por los pecados de sus habitantes. Semejante cosa no podía pasarme inadvertido y solo avivó el fuego de mi curiosidad. Aún así, no fue sino hasta bien entrada la era de la internet que pude realmente ver que tan reales habían resultado mis teorías (muchas fallaron miserablemente, como era de esperarse) y solo gracias a mi creciente dominio del idioma inglés (hasta entonces bastante horrendo) y la infinita paciencia de mis compañeros de trabajo O (originalmente de Rastenburg) y J (de Brzeg) pude comenzar a desentrañar los misterios de una tierra que simplemente ya no existe y que parece haber cobrado mucha mas relevancia gracias a la tragedia de sus habitantes. No fue fácil, vaya... porque a pesar de haber empezado la carrera con la enorme ventaja de vivir en un mundo digital en el que grandes cantidades de información están literalmente al alcance de mis dedos, esto también significa que muchos de los protagonistas de los relatos e historias que me han fascinado ya no están en este mundo y por ello debo conformarme con leer lo que a otros les pareció oportuno preguntarles. Ya no puedo indagar sobre un punto que, a mi parecer, mereció alguna aclaración ni tampoco puedo formular mis propias preguntas. Es un pequeño precio a pagar, considerándolo todo, y finalmente no hizo más que darme más motivos para seguir investigando a esta gente, para tratar de reconstruir la imagen completa a través de varios pedazos que a alguien se le ocurrió juntar para la posteridad, tal cual relatara el Dr Hans Graf von Lehndorff cuando servía de médico en una Königsberg devastada por la guerra y se encontró, para su sorpresa, con que algún ciudadano había guardado los pedazos de una pintura medieval cortada con malicia, con la esperanza de poder volver a unirla algún día. Creo que eso nos define perfectamente a todos los que alguna vez decidimos ponernos a investigar el pasado, a veces sin demasiada preparación y aveces embarcándonos sin saberlo en misiones imposibles. Nunca se trató de reformar la imagen completa, simplemente de juntar los suficientes pedazos para que todos sepamos que es exactamente lo que estamos viendo. Y esta pintura está lejos de terminarse, vaya... pero confío en que en algún momento lograré saber que es exactamente lo que estoy viendo y deseo compartir ese hallazgo con quien sea que esté leyendo estas palabras.
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