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INICIACIÓN A LA PAJA COMPARTIDA ⚔️ - Relato pajero GRATIS

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Un relato de regalo por los 10K del grupo de Pajeros Argentos🧉 “Con mi bro armamos amistad pajera. Descubrimos que somos neutros pajeros casi de casualidad”. Arranca… Hace unas pocas semanas me reencontré con un gran amigo de la juventud, Joaco…. Quien hace casi de 10 años, después de terminar la facultad, tomó la decisión de irse a vivir y formar su familia en los Estados Unidos, yo como muchos otros nos quedamos a pelearla acá… Qué alegría fue volver a verlo después de tanto tiempo y ya no de manera virtual, con Joaco pasamos muchas cosas, compartimos prácticamente las 24 horas del día desde los 10 a los 25 años, colegio, facultad, vacaciones, novias, desamores, salidas, joda y mucho más. Desde que llegó y, durante el mes y medio que estuvo en Rosario, nos vimos cada dos o tres días, en familia, con la barra de amigos, en el club, en algún asado pero siempre en compañía de otras personas. Ya sobre su última semana le insistí para vernos y tomar unas birras solos, y poder charlar. Por suerte, pudimos coordinar y nos juntamos como tantas otras veces de pendejos en el bar emblema del barrio. Charlamos y mucho, de su vida, de la mía, de nuestros matrimonios y los hijos, hasta que empezamos a recordar el pasado, las vacaciones y por un instante ambos quedamos en silencio. Se había desbloqueado un recuerdo. Nuestra primera paja compartida… Ocurrió durante un verano en extremo cálido, teníamos 19 años, Joaco estaba preparando los finales de ese año y yo luchando por dar las últimas dos materias del CBC; mis viejos nos habían dejado la casa por unos días entonces habiendo pileta le dije que se instalara como de costumbre en casa y que estudiáramos juntos bajo el aire acondicionado. Por ese entonces ambos vivíamos muy alzados, por lo que estudiar era constantemente interrumpido por la búsqueda de material porno en internet o en el codificado de mi viejo. El calor afuera era imposible aun dentro del agua y en la sala el aire no daba más, no solo por el calor del verano sino también por nuestra juvenil calentura. Entre proyectos míos y leyes de él se colaban cada vez más minutos para ver porno, hasta que descubrimos una página de relatos eróticos y nos pusimos a leerlos en voz alta. Cómo saben es una forma muy interesante y morbosa de pajearse, así que no tardamos mucho en formar carpas en nuestros short de baño y ambos buscamos disimularlo pero ya la suerte estaba echada. Joaco rompió el hielo y tiró a lo Torrente, el de la peli española, “Y si nos hacemos unas pajillas???”… Yo me empecé a reír y entre risa me empecé a manosear el ganso, “Y bueno dale, le dije…” y de la mesa del comedor me pase el sofá en la sala, me bajé el short hasta los tobillos y comencé con la faena, mi amigo miraba y se manoseaba pero a una distancia prudente… Cuando ya no aguantó más revoleo su short y pude verle la verga empalmadísima, si bien ambos habíamos compartido vestuarios y habitación cientos de veces jamás nos las habíamos visto paradas, y posta que las teníamos paradas. Los dos teníamos misiles cargados a punto de reventar. Joaco se acercó tímidamente al sofá, busqué porno en el canal Venus de la sala con el código de mi viejo y empezamos a ver al azar lo que nos regalaba el séptimo arte condicionado. Le dimos un buen rato, a mí me era imposible no mirarlo mientras se pajeaba, tenía una bestialidad entre las manos. Yo de tanta calentura jamás, en ninguna paja en solitario, me había mojado tanto. En cierto momento decidí subir una de mis piernas por sobre la de mi amigo y así piel con piel pudimos sentir el calor del otro. Eso no fue todo, ya traspasado el umbral de la vergüenza, él estiró una de sus manos y buscando mi verga la encontró, juntó con los dedos mi jugo y volvió a la suya. Todo lo que pasaba parecía sacado de una de esas pornos que hasta hacía minutos mirábamos, pero no. Era real, tan real que nuestras respiraciones iban en el mismo compás, nuestros olores se confundían y el sonido del “fap fap” sobre las vergas se oía cada vez más húmedo. Si Joaco se había aventurado hasta mi cabeza por jugo, yo iría por su tronco para comprobar el diámetro de venas marcadas, y así lo hice; logrando que sus ojos queden en blanco ante su sorpresa, pero eso no fue todo. Teniéndola en mi mano me puse de pie y lo pajeé, lento y rápido y lento nuevamente y rápido hasta que sus jadeos cesaron de golpe. No podía entender como su amiguito le daba tanto placer ahí abajo. Era mutuo. Sentir su verga dura me ponía más duro a mi. De un grito seco casi sin sonido comenzó a llover la leche que cargaba, toda fue a dar en su pecho. Me miró con ojos de placer y cuando volvió en sí me agarró la verga de manera tal que no pude sentarme, me pajeó casi con bronca a modo de venganza y cuando le dije que no aguantaba más se recostó sobre el respaldo del sillón y, agarrando mis caderas, me atrajo sobre él de manera que quedé casi encima suyo y pude largarle todo mi contenido, uniéndose así nuestras leches. Esa tarde pajeamos dos veces más y ese fue el despertar de un nuevo vicio. Con mi bro armamos amistad pajera. Descubrimos que somos neutros pajeros casi de casualidad. El recordar eso, de manera mucho más resumida en el bar, hizo que se nos pusieran gomosas a ambos y fue él, hombre de mundo; mucho más avanzado que yo, quien tanteo si era verdad llevando su mano derecha bajo la mesa y manoteándome la verga para comprobarlo, si bien no pudimos revivir físicamente el pasado comprobamos que seguimos siendo buenos amigos pajeros y por esa razón desde que se volvió a Minnesotta nos mandamos fotos de nuestras vergas para que no se nos olvide lo que es ser un Bro Pajero. ----------------------------------------------------------------------- ¿Y, qué te pareció? ¿Te pajeaste? Contanos tu experiencia en [email protected] o al WhatsApp: 11 2362‑8826. Saludos y buenas pajas ✊💦
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