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PARTE 1 de 2 - RELATO PAJERO: 📘 CONFESIONES DE UN NEUTRO 💦
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🔥 Nuevo relato de Alex Jeropa basado en su historia real 🔥
Un relato que mezcla playa nudista, vecinos calientes y morbo entre amigos con una naturalidad que te deja transpirando. No corre a lo explícito desde el saque: te cocina lento, te mete en la escena, te hace ver, oler y sentir cada roce hasta que la pija late sola. Un estilo íntimo, caliente y emocional.
Sinopsis: Todo empieza en La Escondida, una paja grupal entre dunas y cuerpos al sol que queda grabada en la memoria. Años después, Alex se reencuentra con Diego, un oso velludo que lo miraba desde lejos. Entre charlas de literatura, porno en la tele del vecino y un beso que abre puertas, nace un vínculo de sexo neutro, amistad y deseo que dura años. Y cuando aparece Gerardo, el novio de Diego, el juego se vuelve más grande, más intenso y más libre. Una historia real donde la confianza, las ganas y el calor masculino levantan temperatura hasta límites que solo entre machos se entienden.
📘 CONFESIONES DE UN NEUTRO 💦
Hola de nuevo, soy Alex Jeropa. Ya les conté de mis inicios en el mundo neutro, hace más de veinte años, en 👀 EL PROBADOR DEL DESEO👖👕. Un inicio marcado por uno de los placeres más grandes que experimenté en mi vida: el de disfrutar de mi cuerpo masculino en compañía de otro cuerpo masculino. Usando nuestros cuerpos en busca de una paja que un hombre necesita, y que solo otro hombre puede garantizar de la misma forma y con el mismo entendimiento.
Ahora les quiero contar otra historia. En este caso, más cercana en el tiempo.
Más o menos en 2012 conocí a Diego. Él tenía 32 años, yo 34. Un hombre hermoso, un osito velludo, muy masculino. Nos habíamos visto una vez, en una fiesta de cumpleaños de un amigo en común. Unas semanas después nos cruzamos en un campeonato de pádel gay, organizado por unos amigos. Jugamos en contra en cuartos de final. Nos ganaron él y su amigo Ezequiel.
Al terminar el partido, fui al vestuario, me di una ducha y, al salir, me lo encontré.
Lo felicité por el partido y el triunfo, y nos quedamos hablando del juego.
Aproveché y le dije que lo recordaba del cumpleaños. Y ahí reaccionó:
—De ahí te conozco, boludo. Estuve toda la tarde tratando de recordar de dónde conocía tu cara. Yo estaba seguro de que nos habíamos conocido de otra manera.
Jajaja.
—¿De qué otra manera? ¿De qué travesuras te estás acordando?
—Nada, nada —me dice—. Recordé un verano en Mar del Plata. Una tarde en la playa “La Escondida”.
Ahí mi cabeza hizo sinapsis y se me apareció su cara. Y recordé todo. Recordé las dunas. Recordé 3 o 4 personas haciéndose la paja. Y entre ellos, recordé a Diego.
—¿La Es…con…di…da? —intenté decir, poniéndome todo colorado.
“La Escondida” es una playa nudista que se pone mucho en el verano de la costa argentina. Me miró, se rió y dijo:
—Eras vos, entonces. Ahora te acordás de esa tarde.
Claro que me acordaba. No lo había relacionado con su cara, pero sí estuve ahí. En una hermosa paja grupal entre cinco o seis personas. Todos desnudos. Todos pajeándonos. A los besos. Fue un momento que recuerdo muy bien… y con mucho anhelo de repetir.
—No importa —me dice—. Quedate con que nos conocemos del cumpleaños. Igual no pasa nada. Tranquilo. La vida da vueltas.
Ese día no pude decir ni hacer nada más. Pero el tema me quedó rondando en la cabeza. Tiempo después, invité a mi amigo Sergio —el amigo en común con Diego— a la presentación de un libro en el Centro Cultural Ricardo Rojas. Le dije que trajera a sus amigos, que iba a haber escritores, música, comida y bebida gratis.
Fue con Diego, y era un poco lo que quería. Nos pusimos a hablar de literatura. Hicimos un debate improvisado sobre la importancia de escritores gays en la vida cultural argentina. Hablamos de Perlongher, de Puig, de Renato Pellegrini, de Copi.
Una charla muy interesante para nosotros, pero por lo visto no tanto para el resto del grupo, que nos terminó dejando solos. Seguimos hablando un buen rato y,
cuando nos dimos cuenta, el evento estaba casi vacío. Le propuse ir a cenar.
Aceptó, pero en su casa.
Vivía cerca del Rojas. Compramos unas empanadas, algo para tomar, y fuimos. Un departamento en el segundo piso, con ventana a la calle y vista a los edificios de alrededor que era todo un espectáculo. Eran las 11 de la noche. Hacía calor. Viernes. La noche invitaba a charlar. Y eso hicimos: cine, libros, música, novios, amigos, viajes… y garches. Volvió el tema de “La Escondida”.
—¿Eras vos? —me dice.
—Sí. Pero no me hice el boludo. De verdad no te reconocí. Cuando lo mencionaste supe al instante de qué situación hablabas, pero no te recordaba a vos.
—Es que yo no estuve… o sí. Solo miré. No participé. Yo te venía siguiendo, pero nunca te enteraste. Cuando me acerqué, estabas… ocupado, por así decirlo. Así que te dejé hacer. Pero no pude dejar de mirarte.
—¿Me estás jodiendo? ¿Me venías siguiendo? No me di cuenta de nada. No te vi.
Mientras hablábamos, vi en un departamento vecino cómo se apagaba la luz y se encendía un televisor. Miro. Un chico tirado en un sillón viendo tele. De golpe aparece otro y se le sienta al lado.
—Esos chicos se la pasan cogiendo —me dice—. Bah… pajeándose. No cogen. Solo pajas y chupadas.
—Sí, cruzan pajas. Deben ser neutros. —le digo. No me entendió.
—¿Qué es ser neutro?
—Que tienen sexo no penetrativo.
A Diego pareció gustarle la idea. El canal de fútbol cambió, y empezó lo que parecía ser una porno bisexual. Diego me propuso ir a su habitación, que desde ahí se veía mejor. Entramos. En la pantalla, un matrimonio viaja a ver un departamento. Ella, vestida muy sexy. Él, un cincuentón fibroso, canoso. En la casa los espera un agente inmobiliario joven, barbudo, seguramente griego o latino. Hermoso.
El lugar es precioso. La pareja demuestra cuánto les gusta el lugar con un beso largo. El agente no les quita los ojos de encima. El hombre lo nota. Sonríe. En la habitación, el agente se sienta en la cama para mostrar lo cómodo del colchón. El hombre se sienta a su lado. Ella se sienta del otro lado, muy pegada al agente. Le apoya la mano en la pierna.
Miro a Diego. Estamos muy entretenidos, pero más por los dos vecinos que, sentados uno al lado del otro, con un leve roce de piernas, miran la peli. Llevan solo un short deportivo. Hace calor. No necesitan más.
La pareja empieza a seducir al agente. El hombre le saca la camisa. Ella le baja los pantalones. Los vecinos también se bajan los suyos. Uno con bóxer negro. El otro, slip verde ajustado. Ella mete la mano en la ropa interior del agente y lo masturba.
Después agarra la mano del marido y se la lleva ahí también. El agente duda un poco, pero se deja llevar.
Yo estoy al palo. Todo babeado. Me levanto la remera buscando aire. Diego lo nota:
—Hace calor. Prendo el ventilador, pero no ayuda.
Y sin dudarlo, me saca la remera. Se saca la suya. Se sienta a mi lado. Creo que algo va a pasar.
En la pantalla, la pareja se reparte la pija del agente. Los vecinos, cada uno con la mano en la ropa interior. Amasando. Preparando. Nosotros en la cama. Sentados.
Empiezo a sentir su pierna contra la mía. Sus vellos rozando los míos.
La mujer le saca la ropa a su marido y le chupa la pija. El agente besa al hombre
mientras se pajea. Uno de los vecinos se saca el bóxer, y le hace señas al otro para que se quite el slip. Se sienta, y le apoya la pierna sobre la del amigo. Y la cosa empieza a calentarse. Diego acomoda tres almohadones y me invita a subir bien a la cama, a seguir mirando pero más cómodos.
Cuando termino de acomodarme, él se sienta a mi lado y pasa su pierna por encima de la mía. Siento su piel caliente. El roce de sus vellos sobre mi muslo me eriza entero. Instintivamente, apoyo mi mano en su muslo fuerte, velludo, tibio.
Empiezo a jugar con sus pelos. Me enrosco con ellos. Me dejo llevar.
En la pantalla, la mujer se sienta sobre la pija del agente. El marido la penetra por detrás. Los tres moviéndose en una danza caliente y sucia. Los vecinos ya cambiaron de manos. Ahora cada uno pajea al otro. El movimiento es hipnótico.
Lento, después rápido. Cada tanto se miran. Se muerden los labios. Se muerden de calentura.
Diego me acaricia los pelos del abdomen. Lo hace con una dulzura que contrasta con el fuego que tenemos encima. Yo cruzo el brazo por su espalda y lo acerco hacia mí. Le doy un beso lento, con lengua, profundo. Un beso que nos mete de lleno en otra dimensión. Que abre la puerta a todo a todo lo que se vino… Que fue mucho.
CONTINÚA…
Disponible solo para quienes se animan a seguir lo que empezó con un beso y dos vecinos calientes del otro lado de la ventana.
Alex Jeropa nos deja al borde del primer beso con Diego y nos mete en años de sexo neutro entre amigos: pajas compartidas, noches de verano mirando porno y a los vecinos, y un vínculo cada vez más intenso que mezcla amistad, deseo y juego masculino sin penetración.
🔥 SPOILER PAJERO: Esa noche en el depto es apenas el comienzo. Después vienen los encuentros a escondidas, las maratones de placer neutro y la aparición de Gerardo, el novio de Diego, que abre la puerta a tríos, viajes y un nivel de confianza entre machos que muy pocos se permiten explorar.
📌 LEÉ LA HISTORIA COMPLETA – LINK: https://shorturl.at/HARVO
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