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Rocío Natalia Sánchez

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Ragaz y Merlín

Parte 3 Y lo has logrado, has oído al gran Maestro que hay en ti, y debes saber que los conflictos te llevaran a crecer, a encontrarte, silenciando los pensamientos y escuchando tu verdadera voz. Siempre será a tu tiempo, no te apures, no te apures... Recuerdo que lo abracé tan fuerte, que entendí todas sus enseñanzas y que nunca me había rechazado, siempre había sido mi gran compañero. Mi abuelo Merlín hoy es recordado por todos, es un gran Mago Maestro de Maestros. Gracias por tantas enseñanzas. En mis recuerdos siempre, en mi sabiduría cada consejo tuyo.    Rocío Natalia Sánchez 🌹
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Ragaz y Merlín

Parte 2 La luz de la luna pegaba sobre su espalda y hacia que me encandilara. Al no poder fijar la atención en su centro, no podía tomar la llave que llamaba mucho mi atención. Desperté recordando el sueño y quería ir corriendo a contarle a mi abuelo, pero recordé que estaba enojado y que no podía aparecer de la nada luego haberme ausentado por tanto tiempo. ¿qué le diría? Me preguntaba.  Ese día me sentí apagado con una sensación en el pecho y una gran tristeza, ya no era de enojo, sino de extrañar a mi abuelo Merlín. Al regresar de la escuela me recosté sobre el pasto y mirando al cielo sentí la voz de mi abuelo diciendo: - Observa con los ojos del gran Maestro y oye con la voz de la sabiduría. Inmediatamente entre a mi habitación y traté de conectar con mi cuerpo, con mis silencios y empecé a darme cuenta que mi enojo no tenía sentido y que mi tristeza era debido a que yo no me sentía lo suficientemente capaz de llegar a lo que mi abuelo me proponía. Me dolía desilusionarlo y que por eso no me compartiera todas las dudas que tenía.  No estaba enojado con mi abuelo, estaba enojado conmigo. Al darme cuenta tomé mi bicicleta y me fui rápidamente a su casa, al llegar lo vi parado frente al árbol de ombú. Me vio y me dijo: -Ven siéntate junto a mí, ¡veo que te has encontrado! ¿Encontrado? Pregunté. -Así es, tus ojos son los mismo, pero su profundidad ya no. Bueno abuelo, vine hasta aquí para pedirte disculpas, estuve muy enojado contigo, pero en realidad el enojo es conmigo y está bien que no me quieras responder mis dudas, no lo merezco. -Ragaz, mi niño sabio, si he estado en silencio es porque tú mismo debes encontrar las respuestas de todas tus dudas, de que te serviría saberlas ya que seguirías sin entenderlas. Nunca ha sido para rechazarte, ni por ocultarte y porque no lo merezcas, más bien te he enseñado que en los silencios se encuentra lo que no se oye y lo que no puedes ver.
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Ragaz y Merlín

Parte 1 A mis 11 años, pasaba horas con mi abuelo llamado Merlín, mis padres decían que su compañía sería de gran ayuda para mi crecimiento. Por mi parte a mí me gustaba estar con él había momentos de charlas y otros de absoluto silencio. En esos silencios me decía que debía encontrarme y escuchar lo que no se oye. Decía: -Cierra tus ojos, siente tu cuerpo, y ve con los ojos del gran Maestro y oye con la voz de la sabiduría. Nunca entendía lo que me quería decir y eso me enfadaba ya que muchas veces le preguntaba y el respondía: - Ya entenderás, ya entenderás… De regreso a mi casa me cuestionaba para que hacia todo esto, sentía que mi abuelo me ocultaba cosas, eso me entristecía, creyendo que mi abuelo no confiaba en mí. Una tarde entre los rayos de sol que entraban por la ventana de la biblioteca de mi abuelo, con la claridad que resplandecía el lugar, seguí la luz que terminaba sobre uno de los libros que estaban sobre el escritorio. Me acerqué a el y su título decía “La magia del sabio” inmediatamente quise abrirlo y mi abuelo irrumpe con su entrada a la habitación. -¿Qué haces aquí? Pregunta. -Vine a verte abuelo, como no te encontré creí que estabas aquí, donde siempre te encierras. Inmediatamente toma el libro y lo pone en la biblioteca. Con la misma curiosidad que me despertó, le pregunté de que se trataba ese libro. -Nada que en este momento necesites saber. -¿Y cuándo será ese momento? -Cuando estés listo. Nuevamente me enojé e indignado por sus misterios decidí no ir a verlo más ya que en definitiva mi ausencia no se notaría. Al pasar los días se hicieron un poco raros ya que no sabía que hacer más que ir a jugar con mis amigos, la pasaba muy bien, pero al regresar a mi hogar, el enojo volvía, y la tristeza de sentirme rechazado por mi abuelo también. Una noche al quedarme dormido leyendo un cuento, soñé que estaba parado frente a una gran piedra y en su centro una llave color dorada estaba incrustada allí.
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"La Maga y el Roble"

Parte 2  -¡Oyé, ya basta! Y el árbol sutilmente responde: - Quiero hablar contigo,  la niña se levanta sorprendida frente a el, sin entender lo que pasa y dice:  -¿A caso estaré loca como dicen los niños?, el árbol se ríe y responde:  -No Maga, tú no estás loca, deja que me presente, la vida me nombre Roble. Yo soy guardián de este lugar junto con otros árboles, veo que no te sientes bien, siempre te observo cuando vienes a visitarnos y un gran enojo te acompaña. ¿quieres contarme a que se debe? Maga, perturbada aun por lo que sucede, decide confiar en su sentir y le cuenta que su rabia es producto de todas las burlas que recibe diariamente.   El Roble le explica que la fiebre estomacal y la llagas en la garganta es producto de ese enojo acumulado. Entonces decide ayudarla y le enseña a curarse, señalando que dentro de él hay una savia que puede extraer y aliviar todo su dolor físico. Antes de irse, el árbol le da un último consejo y le explica que si ella no se anima a hablar con esos niños estos síntomas van a volver a aparecer: -Habla con ellos, enséñales el bosque, el respeto por este lugar y jueguen libremente. Recuerda que esto siempre te pasara por el desconocimiento que muchas personas tienen y eso hará que te llamen loca, pero tú enséñales lo bello que se siente ser diferente. Maga abraza al Roble y le agradece profundamente. Regresa a su casa y en pocas horas se siente mejor, con una fuerza inquebrantable, recordó en ese momento la medicina del árbol. Al otro día Maga decide ir tras el grupo de niños y darse la oportunidad de conocerlos y que la conozcan. Segura de sí misma deja de esconderse y establece una gran amistad con estos niños. Hoy en día son grandes amigos y juegan libres y felices en los dulces bosques del lugar.   Rocío Natalia Sánchez.
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"La Maga y el Roble"

Parte 1 "La Maga y el Roble" La Maga y el Roble: Había una vez una niña llamada Maga, la nombraron de esta manera ya que en el día de su nacimiento su madre dio a luz bajo un gran árbol, y en el eco de todas las especies del bosque, un silencio se produjo cuando el llanto de la niña se oyó por todos los rincones del lugar. Fue tan pronunciado que su padre al contarlo recuerda haber sentido una sensación de que el tiempo se detuviera, y toda la atención del lugar se posó en ella, ¡fue mágico! de ahí la vida la nombra Maga. La niña fue creciendo y con ella una peculiar conexión con toda la naturaleza, eso hacía que marcara la diferencia con otros niños de su edad. Muchas veces pasaba horas jugando sola y eso preocupaba a sus padres, porque se daba cuenta que Maga no tenía amigos. Sin embargo, a ella no le generaba ningún tipo de malestar, disfrutaba mucho la compañía de los seres que habitaban en los bosques que rodeaban su hogar. A media que pasaba el tiempo el distanciamiento con otros niños crecía, ya que ellos tenían la costumbre de burlarse y llamarla “la loca del bosque”, esto producía mucho enojo en ella y su interés por vincularse fue cada vez menor. Maga era feliz pasando horas en los verdes campos y lo que más le gustaba eran los antiguos árboles guardianes de ese lugar. Un día despierta con una fiebre estomacal que termina produciendo llagas en su garganta, entonces toma la decisión de no contar nada a sus padres, por miedo que no la dejen salir y escapa rápidamente a las profundidades del bosque. Al llegar allí se recuesta en unas raíces grandes y firmes, para encontrar descanso en su malestar físico. Rápidamente comienza a sentir un profundo sueño y en ese intermedio siente como la rama del árbol toca su cara, haciendo cosquillas sobre sus mejillas. Maga, con sus manos, trata de correrla y vuelve a sentir el mismo cosquilleo. Fastidiosa por no poder dormir alza su voz diciendo:
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La falsa idea de creer que la vulnerabilidad es símbolo de debilidad.

Cuando hablamos de abrirnos pareciera algo tan simple como así mismo la palabra lo presenta. Pero abrirse es singularidad de vulnerabilidad y nadie quiere mostrar esa parte. Hay tantas creencias de ello y tantas experiencias del pasado que te llevaron a cerrarte porque cuando mostraste quien eras te sentiste rechazado, no escuchado, no valorado. Es hora de comprender que eso esta en el pasado y que nadie quiere dañarte. Todas esas experiencias te llevaron hasta aquí, para que te veas, para que te animes a Ser. Para que las cosas las hagas de otra manera, para que tu mismo desarmes todas las creencias que tienes de ti mismo y del personaje que construiste. Son capas y capas de defensa para que nadie te vea, para que nadie llegue. Así cada uno anda siempre con su armadura activada creyendo que las personas y situaciones llegan para hacernos la contra. Pero en realidad no estás viendo con claridad. Llama cada día a tu niñ@ y cuéntale que no hay nada malo en ella, en él. Que nadie nos puede robar o quitar el amor y la inocencia. Abraza cada día a ese pequeño y valioso Ser y cultiva ese amor. De allí, tu confianza se afianza y es ahí cuando de a poco das esos primeros pasos, como aquel niño que se lanza al mundo sin miedos y con sed de explorar la vida. Ahí es cuando comienzas abrirte sin temor de quién eres, sin importar que piensen de ti. Y simplemente eres... Rocío Natalia Sánchez 🌹
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