“Toni”, seudónimo o apodo o hipocorístico de Antonio David Felix Schweinheim, apellido más acorde a un mediocampista de la década del ’90, cabeceador de calefones de la selección alemana que a un dibujante. Estudió para Contador Público. Se recibió pero terminó de contador de chistes y dibujándolos porque malinterpretó eso de los “balances dibujados”. Se dedicó efímeramente al fútbol, lo cual le trajo enormes ganancias… a los traumatólogos por la cantidad de lesionados que dejaba tendidos en el campo de juego. Para no lastimar a más personas, se dedicó a dibujar y a escribir. A la tierna edad de 8 años tenía escrito un libro de cuentos, otro de geografía y otro de matemática, lo que lo llevó a recibir una reprimenda por parte de su padre por arruinar libros recién comprados. Hoy se lo puede ver en el sitio “Don Patadon”— el cual fundó y fundió—, además de múltiples colaboraciones, como por ejemplo cuando le piden una moneda para la birra, en la calle. Ah, y por sobre todas las cosas es Fontanarrosista.