Quien tiene magia no necesita trucos. -El autor --- –QuĂ© hermosas flores! Son para mĂ? –preguntĂł ella. –Usted es del 5to C? –repreguntĂł el florista. –Si... –balbuceĂł ella sorprendida, con una tenue sonrisa que le bailaba en la boca. –Entonces son para usted... … ReciĂ©n estaba conociendo a la que más tarde serĂa mi segunda mujer y ese dĂa era la vĂspera de su actuaciĂłn en el Astral con el Coro Kennedy. HabĂa comprado la entrada (sĂ, “la” entrada, fui solo) a la mañana y decidĂ la “jugada” de enviarle por adelantado las clásicas flores que se dan despuĂ©s de la actuaciĂłn, combinadas con una tarjetita que lo justificaba. “En este mundo del revĂ©s donde nuestras hijas se conocen antes que nosotros, primero van las flores y despuĂ©s voy a verte”, se podĂa leer. (Un galán yo...). Hasta acá, nada de magia. SĂłlo un tipo en plan de seducciĂłn... Pero la historia del diálogo entre ella y el florista es absolutamente real. Y no le paguĂ© al tipo para que hiciera de stalker y la esperara munido de una foto para poder reconocerla, no. El hombre fue a la hora que se le cantĂł el tujes y “la magia” fue la que hizo que ella llegara justo en el mismo momento, en el exacto momento. La misma magia que hizo que reparara en las flores, sintiera ganas de hacerse la graciosa, y asĂ yo generara un “impacto” que de ninguna manera podrĂa haber previsto... ... Soy un tipo que cree que la mĂstica es una suerte de desvarĂo social, que pelotudeces como el Destino son eso, pelotudeces. No me hablen de Dios y sus insondables caminos. Ni se les ocurra convocarme a pedirle nada al Universo... Un escĂ©ptico de mierda, bah. Un jodido de pura cepa. Pero creo en la magia... La historia que me tocĂł vivir (y tengo una más casi igual de rara) es, al menos, sorprendente. Y por supuesto que no tengo ni la más mĂnima explicaciĂłn racional para ninguna de las dos. Pero no es por eso que creo en la magia. Creo en la magia justamente porque no existe. No hay tal cosa en este mundo. La magia es la capacidad para hacer trucos. Y es ahĂ, en ese punto exacto, en el cual sĂ soy el feligrĂ©s más devoto. No es tan difĂcil hacer esa magia, no son tan complejos los trucos. Todos los conocemos, todos los sabemos hacer y los ponemos en acciĂłn cuando nos enamoramos. Conocemos bien el truco de las flores y el de los mensajes de “te quiero” y los usamos a ambos bien seguido. TambiĂ©n sabemos de taquito el truco del deseo... y ni hablar del de la intimidad. Y tambiĂ©n los desplegamos con frecuencia al principio. Como buenos magos, vamos mejorando en cada acto y hacemos trucos cada vez más complejos. Tenemos bajo la manga las charlas, las horas “estando” para esa persona, el compañerismo, la lealtad, la franqueza... sacamos de la galera la fidelidad y el compromiso y obtenemos mucho más que el aplauso: vivimos el amor, Ă©se, el mágico. Pero por algĂşn motivo, quizá tan estĂşpido como vagancia, vamos cambiando de hobbie y poco a poco, olvidamos los trucos. Ya no somos los magos que Ă©ramos, ya no “engañamos” a nadie... … Ya no hay copĂłn de vino compartido en la cocina. Ya no le tocamos el culo cuando se arquea para abrir un cajĂłn ni la tomamos por la cintura para besarle la nuca. No más compañerismo, no más charlas. No más estar para el otro. No más hacerla reĂr. Puede ir sola al mĂ©dico, no hace falta el truco de “te acompaño”. Puede charlar con una amiga, para quĂ© usar el de “te escucho”. Que no nos pidan trucos tan complejos como quedarnos viendo una pelĂcula sĂłlo para estar despiertos para ir a buscarla cuando su salida con sus amigas termine. Ya no hay la “magia” que habĂa... Lo loco es que cuando eso pasa nos transformamos en idiotas que creemos que la magia, Ă©sa, la que no depende de trucos, realmente existe. Y entonces le echamos la culpa a ella, a esa Magia que hizo su propio truco y desapareciĂł sin dejar rastros. Y entonces nos separamos y vamos, cada uno por su lado, a buscar la “magia” de un nuevo amor. Tal vez esa nueva no conozca el truco de desaparecer y podamos disfrutar de ese amor para siempre... ... Queremos disfrutar del amor toda la vida? Con la misma persona? Es fácil, realmente fácil. Hay un sĂłlo truco que no debemos olvidar: el de ser magos todos los dĂas…