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Un adiós definitivo
Hasta aquí llegué, muchachos.
Es hora de decir adiós, todo tiene un final, y este último capítulo es el final definitivo de mi ensayo.
Gracias a todas las personas que leyeron y se interesaron por este pequeño fragmento de mi insulsa vida. A aquellos pocos, pero fieles lectores, simplemente les tengo mi eterna gratitud.
Sé que hay muchas cosas que me dejé en el tintero, pero les aseguro que acá exprese mis más sinceros pensamientos y hechos de mayor interés. Lo que se queda afuera solo son pequeñeces, cosas superfluas y relatos de menor importancia que solo hubiesen hecho sumar cantidad, a costo de restar calidad a mi, de por sí, ya pobre habilidad como relator.
Esto no es el final de mi historia personal, todavía me faltan muchos años hasta que todo esto por fin termine. Pero eso ya me lo reservo para mí mismo. Las cosas que ocurran de acá a futuro y el día que recupere la libertad, son historias que nunca van a ser relatadas. Ustedes no sabrán más de mi estadía en Canadá.
Sin embargo, aunque esto sea un adiós definitivo de esta historia, no significa que sea el final de mi literatura. A partir de ahora voy a dedicarme a escribir otras historias. De hecho mientras escribo esto ya he publicado una antología completa de cuentos de terror que ya está disponible para el lector. Me gustaría que fueran a leerla, porque dentro de mi humilde opinión como autor, en ella hay cuentos increíbles dignos de un Nobel de literatura (sarcasmo); y lamentablemente no tuvo la recepción que yo esperaba. Pero ya fuera de bromas, hay cuentos verdaderamente interesantes.
Espero que les haya sido agradable el leerme, que les haya hecho reflexionar, y les haya cambiado la forma de pensar, si es que tenían una preconcepción hacía cómo es un preso; no todos somos personas crueles llenas de malicia. Espero que haya podido dar una buena voz a aquellos presos que sufren este lugar y que el castigo que llevan es injusto, o a lo sumo exagerado. Espero que el lector haya aprendido que los presos también somos humanos.
Sin más se despide desde el fondo de su corazón, y con un hasta siempre, Un Preso Más.
Adiós.
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