Imagen de portada
Imagen de perfil
Seguir

Natalia Benitez

Escritura y literatura
0Seguidos
0Seguidores
Invitame un Cafecito

Los ojos de Ana mirando lejos desde mi ventanal

Somos nuestros sueños, nuestras convicciones íntimas. El patio trasero de nuestros hogares donde salimos a jugar. A re- encontrarnos con nuestro niño,al que abrazamos y le damos las fuerzas para continuar. Somos lo que nos conmueve y los pasos hace andar. Nuestras guerras internas. Las guerras por el otro que también me constituye y tengo la obligación humana de acompañar,de comprender y en lo posible de no juzgar. Entendiendo al menos un trocito su historia que es única. Somos nuestras plegarias en la noche oscura y todo el dolor que solo el amor convierte en paz. Somos lo que superamos. La risa después de tanto dolor. Las cortinas nuevas,vivas y encendidas que colgamos en el ventanal. Los deseos de ir por aquellos sueños que nos cancelaron, que no supimos, que no pudimos conquistar, atrapar pero tuvimos el valor de envolvernos nuevamente en ellos,renovarnos las promesas, escucharlos y hacerlos nuestros una vez más. Somos también esas bellas personas que nos encontramos en el camino y nos ayudan a caminar. También somos las que no; las que nos enseñaron que amar no tiene nada que ver con la crueldad. Somos el amor que aflora de lo profundo cuando perdonamos y decidimos olvidar. Olvidar para sanar, olvidar a conciencia, olvidar sin dejar de recordar ese lugar por el que ya no es necesario volver a cruzar. Soy las canciones que escucho, los poemas que leo y escribo. Las personas que elijo para compartir y compartirme, las últimas imágenes que me llevo a la cama para soñar y también esas que me duelen y me recuerdan de que estoy hecha. Soy cuando respiro y también las veces que no pude respirar. También soy ese impulso, cuando no supe detenerme y pensar. Soy y fui las veces que no supe amarme y tampoco amar. Las veces que lloré y grité fuerte y no hubo a quien abrazar. También soy cuando me pregunto ¿A qué vine? ¿Por qué y para qué sigo acá? Somos este espacio sin tiempos, este preciso ahora. Este momento de contemplación que es perfecto. Esta búsqueda infinita de respuestas,esta búsqueda infinita de preguntas que no sé si podré contestar. Soy los ojos de Ana mirando lejos desde mi ventanal. Naty Benitez
Ver más

Dos veces al mes

Dos veces al mes Me pidió que lo perdone. Que había cosas que no podía entender. Que no sabía querer sin tenerme, que no sabía tener sin querer. Que estaba cansado de quererme a distancia que la palabra no alcanza, al menos para él. Que quería quererme todos los días, que no sabía querer dos veces al mes. Que quería cartas, fotografías en redes, películas los domingos, imaginar paseos en tren. Que no entendía la absurda distancia, que no entendía la vida, dos veces al mes. Que estaba cansado de llamadas telefónicas, que no quería querer a medias, que no sabía hacerlo y tampoco iba a aprender. Él no sabe cuánto le debo no sabe de las veces que lo extrañé. Que yo quería quererlo distinto, aunque significara dos veces al mes. No sabe cuántos polvos le quedé debiendo Los porros que soñé fumarme con él total en sus brazos me sentía segura total en sus brazos yo sabía querer. No sabe que lo yo miraba y veía en sus ojos amanecer. No sabe que imaginaba permitirle ver mi cuerpo desnudo a plena luz del día, sin ropas, sin ensayos, sin papel. “Para mí el amor necesita contacto, para mí el amor necesita piel. No estoy dispuesto a seguir soportando, no quiero quererte así, me duele hacerlo dos veces al mes”. Él no sabe que una madrugada de esas que nos dejaban con sed, aquí en mis brazos aquí en mi cama Yo lo miré dormir y me enamoré. Que yo aprendí a quererlo de lejos, porque los amores cercanos nunca me hicieron bien. Él no sabe que me devolvió alegrías, que volví a reír gracias él, que la primera vez que besó mis labios sentí que la vida no era tan cruel. Él no sabe que arropó mi verano que a mi dolor profundo lo olvidé con él. No sabe cuántos miedos tuve, que me protegí queriéndolo dos veces al mes. “No llames más. Estoy cansado. No quiero ser más dos veces al mes. Yo quiero tener hijos una casa grande yo quiero tenerte cerca con vos quiero ser”. Él nunca supo que mi vientre está herido que hijos míos jamás podría tener. Él no sabe cuánto lo quiero, de algún modo yo también lo amé. No sabe que yo era feliz así que los kilómetros que nos separaban no me importaban yo aprendí a quererlo de lejos, dos veces de cada mes. Naty Benitez
Ver más

El vuelo

Y es que quizá el secreto era tomar distancia. Para volver a re-encontrarnos desde otro lugar, ver con ojos nuevos los días que vendrán. Para ser quienes somos realmente. Re-descubrirnos, darnos la oportunidad de brillar y sacar a la luz aquello que nos hace únicos. Re- inventarnos cambiar los muebles, pintar nuevos cuadros colgar cortinas de diferentes colores, inventar recetas con ingredientes distintos, cambiar las formas de amar. Escuchar nuevas canciones, hablar otro idioma. Movernos, entender que la vida es constante transformación. Que en la quietud nada crece, que lo que se estanca rara vez pueda lanzarse a volar.
Ver más

Un semáforo en verde

Para mi fuiste eso Una calle. Un semáforo en verde. El beso que me robaste con la absurda excusa de comprar botellas de agua. Las caricias que tatuaste en mis pechos, tus manos rodeando mi cintura al salir del bar. Las cosquillas del domingo. Una canción que te regalé antes que abandonaras el peso que cargabas en tus labios. La lluvia que nos daba en la cara mientras esperábamos en el puesto de comidas rápidas que jamás nos atendió. Las personas que parabas en la calle solo para mostrarles que te habías convertido en un adolescente porque no podías parar de besar. El sabor de nuestros besos mezclados de tus pastillas color rosa, el taxista al que perseguimos a la una de la mañana en busca de todo y nada quizá. Fuiste las risas que no contuvimos con las historias del Tucu y su maravillosa manera de narrar. Fuiste un enigma. Un misterio que no tuve tiempo de descifrar. Estaba ocupada besándote y dejándome besar. No te di permiso de entrar, no me diste tiempos, fuiste rápido y no te pude frenar. Fuiste las ganas que derroché en vos, el infierno de tus abrazos en el que me quise quemar La distancias que nos separan, un destino que nos volverá a cruzar. La descarga que me hacía falta, las cenizas que hiciste resucitar. Las ganas de perderme y volver a encontrarme en tu mirar. Un parque de diversiones, el arco iris para pedir deseos, la moneda en la fuente que no hizo falta arrojar. Fuimos un juego de niños, un juego que quisimos jugar. La razón que no quise escuchar. El botón que desprendiste en un cuarto de hotel, repletos de camas vacías que no tuvimos tiempos de estrenar. Fuiste eso, un semáforo en verde, la sorpresa que no vi llegar. El beso que te di mientras dormías. La promesa que nos hicimos en el puerto. Volvamos pronto: “Te juro que te voy a extrañar”.
Ver más