Imagen de portada
Imagen de perfil
Seguir

Simplemente Gla

Escritura y literatura
0Seguidos
0Seguidores
Para colaborar hacé clic aquí

Primero yo

Me caí. Literalmente me caí. Se me apagó la tele. De repente todo fue oscuridad. Desde el más allá la voz desesperada de mi amor queriendo rescatarme y yo sin poder volver. Costó el camino de regreso a mí. Cuando abrí los ojos ya no era la misma. No sé si fue la desesperación de perder el control sobre mi cuerpo, la sangre chorreando de mi cabeza o el pánico en los ojos de mi compañero... Pero algo ese día marcó un antes y un después. Sentí que podía no haber existido un mañana. Que ese instante podía haber sido el último. Y eso hizo la diferencia. La diferencia entre durar y vivir. Entre proyectar y disfrutar el momento. Entre la salud y la enfermedad. Entre los demás y yo. Yo. Por primera vez necesité ser prioridad. Y lo fui para unos pocos. Y está bien que así sea. Cada uno está ocupado en vivir su vida siendo su propia prioridad. Esa es la lección que aprendí. Ya no correr por nadie más. Ya es hora de hacerme cargo de que poner al otro por encima de mí es la materia que siempre me llevé a Marzo. Va siendo hora de que apruebe la materia que me debo a mí misma: Amor propio. Por primera vez vi lo que nunca antes había visto: me vi. Desde ese día me abracé para nunca más soltarme. (Imagen sacada de la web) 𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥 Si aún no me seguís, te invito a recorrer mi página y seguirla. También me encontrás en Instagram y Spotify. Me haría muy feliz que dejes tu comentario. Si te gustan las notas y posts que subo y querés (y podés) apoyarme, invitame un cafecito
Ver más

Carta a nuestro capitán

Pobre aquél que se cree tan omnipotente y perfecto como para exigirte perfección. Pobre del que sin un céntimo en el banco envidia tus millones, sin darse cuenta que tu mayor riqueza es tu humildad. Pobre ese que necesita ningunearte para sentirse poderoso y vos con todo el poder de tu talento en tus pies, te rendís frente a la admiración sincera y al abrazo de un niño. Pobres los que hablan y lastiman sin tener en cuenta que tienen enfrente al más humano y sensible de los mortales. Pobres quienes se sienten con derecho a exigirte triunfos que ellos ni siquiera pueden soñar porque su único y patético talento es menospreciar al otro. Pobres los que imaginan que por ser rico y talentoso, sos inmune a los agravios y destratos a los cuales creen que tienen derecho. Pobres ellos por tanta mediocridad. Pobre vos por tanta presión inmerecida. Hoy quiero decirte GRACIAS! Gracias por enseñarle a nuestros pibes que jamás se abandona un sueño y que siempre se puede, cuando se confía en uno mismo. Gracias porque con el 10 en sus camisetas se creen tan invencibles como vos. Gracias por las alegrías y los fracasos, de eso también se trata la vida. Gracias por seguir estando, a pesar de todo... Hoy la mayor parte de la Argentina sueña con una copa mundial. Pero no para sentirnos los mejores del mundo. La soñamos para sentir que el mejor del mundo, por fin, la tiene en sus manos. No nos debes nada.Nosotros te la debemos a vos. Porque hoy, querido Leo, necesitamos que sepas que sos el mejor entre los mejores y que, de una vez y para siempre puedas ser profeta en tu tierra. 𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥 Si te gustan las notas y posts que subo y querés (y podés) apoyarme, invitame un cafecito (click en el link). https://cafecito.app/simplementegla1202 Gracias!)
Ver más

De mí para vos...

Hija querida… A veces se me cruza pensar en qué recordarán de mí el día que ya no esté en este mundo. Y creo que me conformo con que me recuerden como una buena persona. Pero, en el fondo, hay sólo una persona que quiero que me recuerde de esa manera. Vos. Ojalá, el día de mañana, puedas decir que tu madre, además de ser buena gente, logró ser una gran mamá. Si pienso en vos a futuro, me angustia un poco saber que no pudimos darte la oportunidad de tener hermanos que compartan con vos la vida. Pero también sé que hice todo lo posible para que fueras feliz en lo que de mí dependía mientras ibas creciendo. Siempre fuiste y seguirás siendo lo más importante para mí, pero también creo que pude transmitirte que, con el tiempo, aprendí a priorizarme. Y eso tal vez sea lo más importante que quiero dejarte. Que siempre persigas lo que te hace feliz, que nunca abandones tus sueños, que lo más importante sean siempre la familia y los amigos. Que nunca dudes en extender tu mano para ayudar a quien sea, sin importarte si es cercano o no y que no importa cuál sea la devolución del otro. No hay nada más lindo que seguir lo que tu corazón siente sin esperar nada a cambio. Años me llevó construirlo y quisiera que para vos fuera más sencillo. Que el trabajo, por más apasionante que sea, es sólo trabajo. Que ahí no está lo valioso e importante de la vida. Que aprendas de mi experiencia a no dejarle la vida ni resignar el disfrutar de un buen momento por atarte a las responsabilidades. Nadie es imprescindible, pero lo es aún menos en su puesto de trabajo. Que el dinero es importante, pero no te garantiza la felicidad, aunque se es más feliz si se lo invierte en algo que te apasione. Que viajar es una de las mejores maneras de conectarte con vos misma y con el mundo. Que recorras el mundo y sus experiencias pero que siempre, inevitablemente, tu familia, tus amigos y tu país sean el puerto de retorno. Que el celeste y blanco lo tengas tatuado en el alma, independientemente del lugar que elijas para vivir. Que la tristeza nunca sea tan grande que un amor no pueda curar. Que abras tu corazón y lo dejes entrar. Te regalo mi manera de mirar a la gente, con empatía y sin prejuicios, sin miedo de sufrir y ser lastimada, porque seguramente habrás aprendido, viéndome, a protegerte mejor. Que un libro siempre es una buena compañía pero que decir o escribir lo que siente te harán más libre. Que nunca te avergüence decir “Te amo” y demostrarlo. Que jamás, por ningún motivo, dejes pasar la oportunidad de un abrazo o un beso, de esos tan necesarios. Que nunca hagas lo que otro te diga, sin estar convencida de que son tus propios pensamientos. Nadie debe elegir por vos, nunca. Y mucho menos yo. Que mis ideas y acciones sirvan para inspirarte o motivarte, pero no permitas que sean mandatos que te esclavicen. Deseo que seas libre en todas las formas que la libertad ofrece. Y, si algún día, te mirás al espejo y me ves reflejada en él, sea sólo porque decidiste vos tomar de mí, lo mejor que pude regalarte. 𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥 Si te gustan las notas y posts que subo y querés (y podés) apoyarme, invitame un cafecito (click en el link). https://cafecito.app/simplementegla1202 Gracias!)
Ver más

Te espero con unos mates

"Te espero con unos mates" Nada más lindo que esa frase en boca de alguien que queremos. Para pasar el rato, para charlar de la vida, para solucionar un problema... Un mate como testigo del crecimiento de un hijo, esa vez que, apenas levantaba del suelo y ya apoyaba su boquita en la bombilla del mate familiar. Esos mates en la ronda de la plaza, entre amigos, risas y confidencias. El mate como compañía, cebado a quien cocina para la siguiente comida del día. El que se ceba en el trabajo y se toma apurado. Qué más da que esté frío, amargo o lavado. Es mate que reconforta. El compartido con un amigo, mirándose a los ojos, con la confianza y el afecto cebado en cada palabra. El de los padres con los hijos, como momento de intercambio cotidiano y amor incondicional. Este tiempo de pandemia robó muchas cosas. Algunas que, de a poco, se fueron recuperando. Algunas que jamás volverán. Las que más extrañé fueron los abrazos y el mate compartido. Los abrazos van volviendo de a poco. Un único mate, tal vez no vuelva nunca. Pero ojalá nunca perdamos la esencia de lo que provocaba. La emoción del encuentro íntimo con el otro. Vos conmigo y yo con vos. Porque un mate siempre acerca, aunque ahora cada uno deba tomar con el suyo... Si vos querés estar conmigo, yo también estoy. Te espero con unos mates. Si te gusta lo que escribo y querés apoyar mi sueño de poder publicar mi primer libro, podés hacerlo haciendo clic aquí: https://cafecito.app/simplementegla1202 Gracias!)
Ver más

La solución la tiene Garbarino

La solución la tiene Garbarino Hace más de diez años, Alfredo Casero, conocido actor y humorista argentino, nos invitaba simpáticamente a visitar una conocida cadena de electrodomésticos para resolver instantáneamente todo lo que no nos funcionara. De cara al Mundial de fútbol, él sugería: “Si tu notebook, no notebookea o si tu celular no celulea, vení a Garbarino". Quedaron esas frases en mi memoria por el divertido juego de palabras, lo bizarro de las situaciones y por lo mágico de las soluciones que proporcionaba. Soluciones nada mágicas al alcance de algunos pocos, con cierto poder adquisitivo e inalcanzables para el resto. Pero esa propaganda me invitó a pensar, qué bueno sería poder comprar en Garbarino, algún mágico aparato que permitiera resolver otro tipo de situaciones cuando algo ya no funciona.Y en mi divague pensaba… Si el cerebro no cerebrea, a causa de tantas malas noticias y bombardeo de opiniones malintencionadas. Si el corazón, corazonea de más, acumulando frustración y desilusiones. Si la paciencia se impacienta. Si el amor y el desamor se confunden. Si la soberbia se viste de engañosa humildad. Si el respeto por el pensamiento del otro se vuelve irrespetuoso. Si la Amistad pierde la mayúscula por una traición. Si la solidaridad ya no se solidariza con el verdadero necesitado y se disfraza de falsa caridad. Si el poder político, en lugar de empoderar a quienes los eligen, los castigan por ingenuos. Si el reciclaje es sólo una palabra de moda y se tira todo lo añejo, incluyendo relaciones y ancianos. Si la sensibilidad ya no sensibiliza, el amor ya no enamora y la empatía sólo figura en los diccionarios. La lista podría ser interminable, tanto como la ilusión de poder encontrar las herramientas que lo reparen, en las vidrieras de una cadena de electrodomésticos. A mi parecer, creo que la solución es mucho más sencilla. Y es gratis. Busquemos en nuestras casas un espejo. Y mirémonos Pero de verdad. Profundamente.⁹Con una mirada que mire, que no sólo vea. Allí están todas las respuestas. Y si allí no las encontramos, entonces señores, no hay magia posible que nos salve de nosotros mismos. En ese caso, prendamos la tele. Tal vez aparezca nuevamente Casero o algún otro vendedor de fantasías, que nos convenza de que la solución está afuera y tiene precio. Si te gusta lo que escribo y querés apoyar mi sueño de poder publicar mi primer libro, podés hacerlo haciendo clic aquí: https://cafecito.app/simplementegla1202 Gracias!)
Ver más

Fotografías

Fotografías… Ver los viejos álbumes de fotografías es viajar por un momento a otras épocas, otros lugares, otros olores. Encontrarme con personas que ya no están, con lugares que ya no visito y con tiempos que ya se fueron. Verme siendo la misma pero tan distinta… En todas y cada una, un recuerdo, lindo en general… Un momento bonito que alguien decidió inmortalizar, para revivirlo cada vez que pinta la nostalgia o para sorprendernos cuando las encontramos por casualidad. En general, soy quien promueve la captura de esos instantes, a través del lente de una cámara antes y del celular ahora. Si bien, en general no me gusta verme en ellas, creo que no hay nada más lindo que coleccionar momentos. Y, cuando esos están retratados, aún mejor. Puede pasar que haya situaciones o personas a quienes no deseemos volver a ver. Siempre está la opción de archivarlas, romperlas, borrarlas. Recurro a lasesas fotos cuando quiero viajar a mi niñez, pasear en la estanciera de mi abuelo, en el carrito de las sillas de la fábrica de papá, en la orilla del mar con mi mamá, de adolescente con el ridículo uniforme de la secundaria con esos pelos locos… O revivir nuestra boda, recordar nuestro primer hogar, volver a sentir la emoción el día del nacimiento de nuestra hija, su primer día de clase, la llegada de nuestras perras a casa, nuestros días en la casita del mar con mi hija chiquita, su fiesta de quince, su graduación en la Universidad, nuestro primer viaje solos como pareja y tantos otros… También las busco para recordar cuánto nos divertíamos en nuestro grupo de amigas, cuando aún éramos siete y no cinco, cuando la muerte aún era para la gente vieja. Con lágrimas en los ojos aparecen una a una, enfrentándome a la finitud de la vida por un lado pero también a la gratitud por todo ese tiempo compartido. Ahí es cuando agradezco mi intensidad para insistir cada día, en cada encuentro, con la tradicional foto que formará parte de ese tesoro que me permite por momentos introducirme en ellas y volver a sentirlas tan vivas como antes. Debo reconocer que en este último tiempo comencé a ser infiel a esa tradición. Estoy comenzando a flirtear con las imágenes en movimiento. Los videos, esos que no abundan entre mi bagaje de recuerdos, a diferencia de las fotografías, permiten conservar las voces para siempre. Esas voces que son las primeras en diluirse a través del tiempo. La retina es mucho más fiel que el oído. Y lo que la retina no recuerda la fotografía le da una mano. En cambio, las voces se van sin remedio. Y yo odio olvidarme de las voces. Es por eso que comencé a filmar los encuentros familiares para que en un futuro, extrañar sea menos pesado y podamos volver a reírnos de los chistes de mi papá, las indicaciones de mi mamá, las peleas de mis hermanos para que deje de filmarlos, las caras de mi hija y mis sobrinas odiando ser enfocadas, las comilonas preparadas por mi marido, mientras Lola y Mía jugaban y ladraban entorpeciendo el audio pero inundando de vida el recuerdo. Tengo en mi dormitorio fotos en portarretratos de las distintas etapas de mi hija y una del día de nuestro casamiento. Fuera de contexto, de colada, una de mi papá mirando extasiado a su nieta que bailaba feliz sobre un parlante el día de sus quince. No es una foto linda, hay un montón de gente detrás, pero nunca nadie había capturado esa expresión en la cara de mi papá, como lo hizo el fotógrafo ese día. Merece un lugar privilegiado. En la puerta de la heladera, un gran rompecabezas de fotos imantadas de toda mi familia. Nosotros nueve en distintos momentos felices. Un lugar menos importante, más escondido pero que me ayuda a sentirlos más cerca, ya que a veces la distancia pesa demasiado. Y la última foto que elegí en estos días para el fondo de pantalla de mi celular y para el rompecabezas de mi heladera es la de Loli, mirándome con ese amor único… Un mes sin mi hija de cuatro patas. Pareciera que así la extrañara un poco menos. Ese es el mágico poder de las fotografías: hacer eternos los momentos que no queremos olvidar.
Ver más

El mejor día en el año

No exagero si digo que el 10 de mayo es mi día preferido en la vida. No importa de qué año sea. Hace veinticinco años, no existe otro día mejor en el año. Ese día comencé a ser feliz para siempre. Un diez de mayo me convertí en la mamá de Flor. Nada puede ser más importante en mi vida. Ese día conocí el amor más sublime e incondicional que puede sentir un ser humano. Nada que no hayan sentido millones de madres antes que yo ni vayan a sentir otras tantas. Pero para mí, único. Nunca nadie había sido tan importante. Y como si ser mamá fuera poco, ser SU mamá lo es todo. Es una persona maravillosa, amiga como pocos, una hija amorosa, compañera... Una mujer bien plantada sobre la tierra pero con sueños tan altos como el cielo. No sé en qué momento pasaron estos veinticinco años. Ni cuando fue que ella fuera quien empezara a darme consejos y consuelo a mí. Ni en dónde quedaron sus años de escuela y sus trenzas largas. Hoy es una profesional comprometida y responsable pero por sobre todas las cosas, su mayor título es ser una gran persona. ¿Orgullosa yo? Orgullosísma. Y absolutamente feliz de que me haya elegido para ser su mamá. Hija te amo hasta el cielo ida y vuelta, como cuando eras chiquita. Aquí estoy para vos. Desde siempre y para siempre...
Ver más

Sube y baja

La vida es ese sube y baja constante que no te permite relajar y confiarte. Cuando por fin lograste estar allá arriba, disfrutando del sol y la brisa en la cara, cuando pudiste mirar de lejos lo caminado hasta llegar al lugar en que estás en ese momento, hay sucesos que te bajan de un plumazo y te hacen tocar la tierra, recordándote que las bajadas bruscas y tocar fondo son parte del juego. Y, cuando estás ahí, caído, creyendo que no vas a poder subir de nuevo a tocar el cielo con las manos, aparecen esas personas de oro que se sientan del otro lado. Te miran a los ojos, te envuelven en su afecto y te ayudan nuevamente a ir despegando del suelo. Te hacen sentir su compañía y espantan la soledad en la que el dolor se empeña en hundirnos. Todos tenemos esos seres luminosos cerca, a quienes les importamos de verdad y les duele nuestra caída casi tanto como a nosotros. Y comenzamos a mecernos juntos subiendo y bajando. Ni tan arriba, ni tan abajo. Pero juntos. Mate. Mensajito. Abrazo. Afecto. Ese que todos necesitamos para sentirnos vivos de nuevo. Ese alguien que sabe leer esa parte de nuestra historia y le importa. Se acerca a repararla. Así, de a poco, nos reencontramos con nosotros mismos y volvemos a confiar en el próximo capítulo, porque conocemos al autor. Y una mañana, volvemos a creer en la magia de un nuevo comienzo. Porque no estamos solos.
Ver más