El donReina ella, pero no gobierna. Igual que el rey, igual que la conciencia, igual que los gigantes, igual que los débiles, igual que los que no se hacen cargo porque no pueden o porque no saben o porque no quieren, igual que todos esos virtuosos simuladores del poder. No, no es que no quieran, no es que no sepan, no es que no puedan. Es que alguien les hizo creer alguna vez, que tenían el don de saberse necesarios… Pero no imprescindibles. La musa usa el poder y abusa del don de saberse necesaria, mientras que la dosis de ego va haciendo efecto y hace lo suyo susurrándole al oído cuán imprescindible es en realidad. De todos modos ella hace como si no escuchara, dejándose acariciar por la tranquilidad de saber que el don yace en esa dualidad. Y tan atrevida e incesante como desconsiderada y fugaz, se dispone a jugar el juego durante el sin tiempo del artista que consiga retenerla en sus brazos y rellenar con sutileza cada uno de los trazos. Total, ser musa es una pose -asume como quien no quiere la cosa aunque con naturalidad- que unos pocos inspirados pueden dominar; acaso logrando inspirar a la musa, hasta hacerla suspirar. ♡ Dato de color: esta foto se la robé a mi yo de 20 años.Ver más
Air de parfumCaminar 3 cuadras detrás de una persona que usa ese perfume que te recuerda a alguien. Caminar 2 cuadras detrás de un perfume, hasta que recordás a ese alguien. Caminar 1 cuadra con Alguien... Dejar de caminar para solamente -y solo- recordar.
La tienda y el bodegónEl viejo bodegón desapareció. No fue demolido, pero fue remodelado. Una moderna tienda de café ve pasar a sus clientes cada día, acaso sin saber que algunas de sus historias quedaron sepultadas bajo los escombros que nunca fueron. Historias, que tampoco fueron. Momentos, apenas momentos. Y un último momento. Y ese último momento. Sin mucho, sin poco, sin siquiera un último beso, ya sin siquiera algo parecido al amor. Apenas una formalidad, la de una despedida casi obligada con un centenar de palabras que no supieron bien cómo decirse; y apenas, un adiós. Ella va seguido a la tienda y la verdad, la verdad es que nunca, estando ahí, recuerda ese día. Es como si las paredes pintadas de nuevos colores y las sillas también nuevas y dispuestas en otro orden, la invitaran a pasar un rato en un lugar que nunca fue testigo de ese encuentro. Pero el otro día en su casa, de repente, de la nada, se dio cuenta de algo cuando recordó que siempre, estando allá, mira para un mismo lado. Es como si mirara algo en ese lado, como si viera algo, es como si algo buscara... Y es que es precisamente a donde mira, el lugar exacto en el que se habían sentado. Como ella, otros clientes siguen sentándose en la tienda moderna cada día, pero ahora ella sabe que no todo cambió: algo le dice que permanece intacto el espíritu de aquel viejo bodegón.Ver más
Las Tres Marías y la Cruz del Sur (y Marte)Cuando era chica vivía en un departamento con balcón terraza, en un octavo piso. Puedo decir que crecí bajo un cielo que me quedaba a mano. Solía pasar tiempo mirando las estrellas; me divertía buscar a las Tres Marías, a la Cruz del Sur, incluso a Marte. Todos los 3 de febrero, teníamos un trato: yo les confiaba mis deseos de cumpleaños y ellas me ayudaban a cumplirlos. Por aquel entonces, y con la garantía mágica de su parte, no se me ocurría pensar que eso no fuera a resultar. Yo lo creía. Así que ellas, que siempre estaban ahí para mí, iban a estar también haciéndolo todo por mí. Hoy, y ya con unas vueltas más al sol del mismo cielo a veces más y a veces menos a mano, sé con certeza que si no estoy primero yo acá para mí, cualquier deseo puede quedarse como atrapado, más bien estancado, más allá; posiblemente en algún espacio sideral. Aunque sueñe a lo grande. No porque lo que sea no exista ya para mí o para quien sea, sino porque por mucha ayuda que pidamos y por mucho que confiemos y creamos en quienes nos la dan, si no volcamos la misma confianza y si no nos revolcamos en la misma creencia sobre nuestra persona, hasta el sueño más ínfimo se nos puede quedar eternamente flotando en ese cosmos al que se lo entregamos; sin poder llegar a manifestarse en el plano más tangible de nuestra realidad. Porque una cosa es segura: podemos creer en Dios, en el Universo, en nada o en todo, o en lo que elijamos creer; pero si no creemos en nosotros y más precisamente en la estrella que también somos, nos vamos bloqueando hasta apagarnos en alma y cuerpo. Y porque creer en uno mismo no es ni una moda ni un cliché... Creer en uno mismo, no sé si hace magia, pero es la varita.Ver más
El diario del lunesNo te pierdas en lo incierto. Los sinfinales predecibles ya están escritos. No te hagas cargo de otros egos ni de sus egoísmos. Y si algo toca al tuyo, tu amor propio sabe; y puede distinguirlo y salvarte a tiempo. Si hasta está bien que tu ego se rompa un poco de vez en cuando... Hay cosas que sólo vienen a recordarte quién sos y qué querés en verdad. Y cuánto amor tenés para darte. Y para dar. La fantasía se paga con la melancolía del día después. Y la melancolía se salda con los pies en la tierra. Eso. Hacé pie en tu realidad, pisala fuerte, afirmate en ella, date unos pasos y bailate todo que eso también es vivir: bien adentro de lo que es y más afuera de lo que iba a ser, y muy lejos de cualquier deseo impostado y surrealista. Y de lo absurdo. No esperes al diario del lunes. Conocete, sabete de memoria, grabate la lección porque alguna vez vas a tener que aprendértela. No juegues con el fuego de los ciclos. Lo cíclico quema después de algunas vueltas. No quieras quemarte tanto. Ya ardiste lo suficiente, ya sudaste esos infiernos. Enfriate un poco, que es súper necesario para volver a encenderte. Dale, que ya sabés de esos equilibrios. Ya malabareaste las inseguridades de otros. Vamos, que ya no te congelás ni te derretís así de fácil. Volvé a ser precisamente desde ese centro tibio -que si algo no sos es tibieza- y volvé a apasionarte. Que no haya huecos ni agujeros negros en tu próxima entrega. Que no se roben tus créditos. No te pierdas por nada ni por nadie. Ya estás todx en vos. Así que agarrate fuerte y pegate un viaje, eso sí, por tu propia incertidumbre. Que de ahí sí que vas a sacarte buenx.Ver más
Café de letrasY qué buena excusa la del cafecito para esta casi primera presentación. Digo casi porque se me hizo inevitable que mi primera publicación fuera un post sobre el café. Y es que a veces me gusta jugar con las palabras y con las coincidencias y resulta que tenía ya escrito un texto del café que fue tipo guiño-guiño para comenzar. Ahora bien, vos si querés andá disfrutando el primer sorbo, y dale con lo primero... que si de comienzos se trata, te cuento que empecé a escribir allá por los '90, un buen rato antes de mis (y bueh, primeros, ahre) 10 años. Pero ahora no me la voy a pasar hablando cual primera cita que te pasás de energía y después volvés y te quedás re manija y "Ay, ¿qué dije?" y así todo el día. Básicamente porque se me enfría el café. Así que seré breve: no sé bien qué va a salir de esto (típico de primer encuentro, y sí) pero si algo no va a faltar en estas citas es un rico -nobleza obliga- café de letras. ☕🥰 A propósito, yo un día tenía un blog y lo dejé ahí abandonado y no por eso dejé de escribir 🤍 mel-despejada.blogspot.comVer más
¿Aroma a primera vista?A menudo el café, como el amor, huele mejor de lo que sabe... Su aroma deleita en el aire; se ve, se siente. Y te desafía llevándote cual dibujito animado, hipnotizado, a perseguirlo: primero te seduce, por unos instantes también te atrapa. Y después, nada. Era un café más. Igual nadie deja de tomar café por eso. Y son pocos, seguramente, los que logran encontrar ese café rico, exquisito y único que quisieran tomar todos los días.Ver más