Primera Cena con sus Padres- Parte 1Al principio, todo bien. Estábamos comiendo y hablando. Su mamá no paraba de preguntar si me gustaba la comida que hizo, y yo le decía que sí porque en realidad estaba rica. Trataba de sonreír y mantener contacto visual con ella... Pero debajo de la mesa, algo inesperado empezó a pasar. Yo respondía con una sonrisa en la cara, tratando de mostrarme natural. Aunque por dentro, mi estómago era un nudo. Me había arreglado más de lo habitual, quería caer bien. Había ensayado posibles respuestas, hasta chistes. Pero ahora que estaba ahí, sentía que cualquier cosa que dijera podía sonar forzada. Su mamá seguía hablando y sirviéndonos más, y yo asentía, sonriendo. Aunque había algo en el ambiente que se sentía distinto. Como una tensión, una chispa... algo en su mirada cada vez que me tocaba la pierna por debajo de la mesa, justo antes de empezar a cenar. Pero aún no imaginaba lo que iba a pasar. "Pensé que sería una cena familiar tranquila… hasta que sentí su mano ahí abajo."Ver más
Sesiones Prohibidas- Parte 1: Atracción bajo control.Era su paciente desde hacía dos meses. Llegaba puntual, siempre de negro, con ese perfume amaderado que se quedaba en el aire incluso cuando él ya no estaba. Ella intentaba mantener la compostura, pero había algo en su voz grave, en su forma de sentarse —ligeramente inclinado hacia ella— que la descolocaba. —Soñé que estaba en una habitación con alguien que me observaba en silencio —dijo él, en una de las primeras sesiones—. No hablábamos, pero el deseo era brutal. Como si todo se dijera con los ojos. Ella lo miró por encima de sus lentes. Sintió un ligero escalofrío. ¿Era una confesión? ¿Una provocación? Desde entonces, cada encuentro tenía algo distinto. Él la observaba con descaro. Se recostaba más cómodo. A veces se humedecía los labios mientras hablaba. Una tarde, al terminar la sesión, él se acercó más de lo necesario para despedirse. Le sostuvo la mirada y dijo: —Usted no es tan fría como quiere parecer. Ella cerró la puerta lentamente, sintiendo cómo la piel le ardía. Lo que no sabía era que esa era apenas la primera grieta.Ver más
🌒 Lo que no debía sentir – Parte 1: El encuentroNunca pensé que volver a verlo iba a removerme tanto. Habían pasado años, tal vez demasiados, y sin embargo, bastó con cruzar su mirada en ese lugar lleno de gente para que todo lo demás desapareciera. El ruido, las voces, el mundo. Solo él y yo, como si nunca nos hubiésemos soltado. Se acercó con la misma sonrisa de siempre, aunque ahora había algo diferente en sus ojos… una mezcla de nostalgia, culpa y deseo contenido. Supongo que yo también tenía esa expresión, la que se forma cuando el cuerpo recuerda lo que la mente juró enterrar. Hablamos de cosas banales: trabajo, viajes, lo de siempre. Pero cada palabra que salía de su boca tenía otro peso, otro ritmo. Como si cada frase escondiera un “¿te acordás?” no dicho. Y claro que me acordaba. Lo que habíamos vivido no era para contarlo. Era de esas historias que se susurran, que no se admiten en voz alta. Lo nuestro no debía haber pasado… y sin embargo, ahí estábamos, mirándonos como si el tiempo no hubiera hecho nada por separarnos. Cuando me rozó el brazo al despedirse, fue como una corriente que recorrió mi piel entera. El roce fue mínimo, pero el efecto fue devastador. Me quedé parada, quieta, sintiendo cómo se agitaba mi respiración sin que pudiera controlarla. Queriendo volver atrás, al instante justo antes de que se alejara. Él no miró hacia atrás. Pero yo sé que sintió lo mismo. Porque hay cosas que el tiempo no puede borrar. Y hay encuentros que no se planean… simplemente, ocurren. Y cuando lo prohibido vuelve a tocar la puerta, es difícil ignorarlo. “No sabía si volveríamos a vernos… pero algo en mí ya había vuelto a él.”Ver más